Díganlo, digámoslo
Tenemos que exigirle a nuestro Gobierno que termine con la okupación: que la elimine, que la legisle y que la resuelva
No es malo buscar en momentos oportunistas como estos -en los que se aprovechan siempre las circunstancias para obtener provecho- el uso de la inercia ... social para dirigir nuestros esfuerzos a que la ironía prime sobre la invectiva y para que los mejores momentos lleguen a la altura del de unos disfrutones y nos relajemos... Es que si no, le entra a uno la depre apenas nos descuidemos.
En estos días de agosto en los temas de tertulia en terraza -allí se producen ahora las comidillas- además de hablar mal del gobierno, que está bien como actitud gobierne quien gobierne, se llevan los comentarios sobre Okupas (con mayúsculas, que lo merece así), como si representaran algo inexplicable y pintoresco fruto de nuestra tradicional picaresca. Me niego a ello. Este «atraco a vista de todos», que es la denominación correcta, no puede ser un asunto cotidiano de nuestros desvelos aunque lo sea. No podemos caer en el engaño de tomarlo como si se tratase de algo tan habitual como fuera de nuestra comprensión, porque claro que se comprende, siempre existió la ley y siempre existieron los que continuamente quieren vulnerarla.
Está claro que es un tema que da para mucho, con ríos de anécdotas sobre nuevas vicisitudes de la pobre gente afectada, que son cientos, que son miles. Se puede resumir en un «nadie está libre» o en un «si no lo veo no lo creo», que bastante dice.
Pero es tan lamentable todo, que nos negamos a que pueda formar parte simplemente del anecdotario del día como algo habitual e inexorable. Sin embargo, claro que tiene que ser un tema de profunda reflexión, de investigación, de protesta, de indignación manifiesta y de lamento: ¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí ?¿Cómo nos pudo suceder? Es como cuando unos novios (ya sabemos que no se dice novios que se dice «pareja», pues pareja) acuden juntos a la ceremonia y, al salir, el esposo se encuentra con la estafa de que aquella delicada doncella es: bígama, incestuosa, mitómana, adúltera, ninfómana y bisexual o, una esposa que descubre al bajar del altar que aquel fornido varón, no era un fornido varón.
Toda una malversación en nuestra convivencia espeluznada donde se piensa poco en los semejantes, y se cuenta con la llamémosle «comprensión» de leyes incompletas interpretadas obligadamente con laxitud por los jueces -que bastante hacen muchas veces-, a los que se deja últimamente con frecuencia «a los pies de los caballos» para facilitar las cosas.
Entonces, ¿qué pasa? Porque no hace falta talento para esto, ni ese ingenio experimental, sarcástico y desencantado obligado en otras ocasiones. Aquí no se requiere sutileza ante situaciones complejas que puedan presentarse, como a menudo sucede.
Díganlo, digámoslo alto y claro: ¿Cómo pudimos llegar a un punto que parezca irreversible? Y, sobre todo, ¿cómo pudimos consentirlo? Cuando si se legisla con la rapidez adecuada en las dudas y se ejercita la autoridad exigible en la defensa del Estado de Derecho estaría resuelto en unos días.
Pues sucede porque no se quiere ni se quiso por parte de los que nos gobiernan y los que nos gobernaron por diferentes razones. Y porque hemos aceptado que se alojen en nuestra democracia y en nuestra convivencia política actitudes marxistas ya abandonadas y erradicadas en Europa, que nosotros hemos acogido ingenuamente sin pensar en más. Lo fueron imponiendo como quien no quiere la cosa y nosotros en la inopia sin querer enterarnos de nada. Ya saben el gran topicazo o la gran estafa del reparto igualitario de la riqueza y la convivencia pacífica que muchas veces se transforman en gesto agrio y comportamiento totalitario de vagos y aprovechados... Una vieja historia pero una nueva histeria para la convivencia.
Los ciudadanos tenemos que exigirle a nuestro Gobierno que termine con la okupación como sea; que la elimine, que la legisle, que finalice y que la resuelva en el tiempo aunque los ciudadanos no podamos olvidar fácilmente esta pesadilla intolerable porque, en estos momentos, ya nos gustaría abrir caminos a la creación como se sugiere al Gobierno desde muchos ámbitos... Pero la loa visual o escrita a la belleza podremos dejarla para más adelante porque ahora toca atarse los machos y a lo terrenal: o este equipo de gobierno, ahora nuevecito, se dedica a proporcionar seguridad jurídica y justicia rápida a las okupaciones o nos vamos todos a protestar de manera virtual (sirva la expresión como pequeño recuerdo a mi admirado Gay de Liébana) a La Moncloa ... Y que no se preocupen que enganchamos la luz desde fuera y la pagamos nosotros, como siempre, entre todos... Y cara, muy cara.
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