La necesidad de un modelo turístico en Cantabria
La región carece de un plan que aúne intereses regionales y municipales y tenga en cuenta las demandas de turistas y vecinos
Cantabria pone fin hoy, domingo, a los dos meses claves del verano, momento de realizar el primer balance sobre el impacto turístico que julio y ... agosto han tenido en la Comunidad Autónoma. Dieciséis ayuntamientos de la región, los que más visitantes reciben en este período, han respondido a la invitación de El Diario Montañés para analizar, a través de sus alcaldes o de sus concejales, el resultado del verano. En sus respuestas, todos ellos coinciden en que ha sido un gran verano, «de récord» en algunos casos, con una extraordinaria afluencia de visitantes. Admiten, fruto de ello, una mayor presión sobre los servicios municipales, aunque rechazan de forma tajante que pueda hablarse de masificación. Efectivamente, no puede decirse que Cantabria sufra una masificación turística como ya ocurre en otros lugares de España, donde se han llegado a producir manifestaciones en contra del aluvión de visitantes. Pero sí es cierto que en la región comienzan a vislumbrarse signos, advertidos por los propios ayuntamientos, que es necesario no obviar y sí analizar. Al margen de situaciones puntuales, como los botellones incontrolados o las fiestas ilegales, los servicios que prestan los municipios se ven sometidos a un estrés excesivo –recogida de basuras, dotación de las policías locales o algo tan simple como poder aparcar los vehículos– que dificulta una buena atención a turistas y vecinos y termina enturbiando la relación entre ambos colectivos.
Cantabria carece de un modelo turístico concreto, un plan de futuro que determine cómo se debe responder a las necesidades que plantea un turismo cada vez más numeroso y que apunta a seguir incrementándose en los próximos años dado el potencial que en este ámbito tiene. Un documento, consensuado entre todas las partes implicadas –las tres administraciones, partidos, colectivos, empresas, hosteleros y vecinos– que defina retos, prioridades y respuestas, y evite decisiones puntuales, bien legislativas, bien de infraestructuras. El objetivo debe ir dirigido a unir fuerzas, conjugar los intereses del Gobierno y de los ayuntamientos y dar soluciones efectivas a turistas y vecinos. Muchas veces da la sensación de que el modelo que se persigue en Cantabria es el de cuantos más turistas, mejor.
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