Se vende todo
La vivienda usada reina en el 19,5% de aumento interanual de las operaciones, en un mercado de escasa oferta y crédito más accesible
Más de 700.000 viviendas vendidas en España en los últimos doce meses, la mayor cifra en diecisiete años hablan de un crecimiento imparable del ... volumen de operaciones (Cantabria acumula 5.239 operaciones de compraventa en la primera mitad del año, la mayor subida de todo el país). Los datos publicados ayer por el INE confirman lo que para el sector inmobiliario ya se anticipa como un «histórico» 2025, un periodo de actividad frenética después de los años en los que el incremento de tipos de interés mandó parar. Su desescalada sustenta ahora la mayor confianza de los consumidores que, después de haber acumulado ahorro incluso en tiempos difíciles, están por fin dispuestos a cruzar la puerta de unos bancos que les esperan con condiciones crediticias que consideran asumibles.
El ánimo comprador se topa con un mercado 'caliente': una oferta muy escasa y, como consecuencia, unos precios por las nubes, que exigen a las familias no solo disposición a endeudarse, sino a embarcarse en una cantidad mayor. El buen comportamiento general del empleo, más estable y con subidas salariales por encima de la inflación, está detrás de aumentos del 17,9% en las compraventas como el registrado en junio, que culmina doce meses consecutivos de alzas interanuales. La vivienda usada reina a la fuerza en un mercado que apenas tiene inmuebles nuevos que exhibir. De los casi 60.000 pisos que cambiaron de manos en junio, más de 46.000 fueron de segunda mano. La oferta libre protagoniza casi el 93% de las transacciones y la protegida apenas supera un testimonial 7%.
La comparación con la etapa que terminó en el pinchazo de la burbuja inmobiliaria de 2007 resulta inevitable. En los seis primeros meses de aquel año se cerraron en España 430.000 compraventas, frente a 360.000 en el mismo periodo del presente ejercicio. Ahora no existe aquella construcción desmesurada y la situación económica de las familias es más solvente. No de todas, claro está, solo de las que disponen de medios para adquirir un piso que pueden convertir en domicilio habitual, pero también ponerlo en alquiler permanente o de temporada. El optimismo comprador que dinamiza el mercado inmobiliario se muestra ajeno, de momento, a la incertidumbre económica y política mundial. Y los bancos disparan la contratación de hipotecas. Parece pertinente una llamada a las buenas prácticas que protejan a los clientes de decisiones irresponsables y a las entidades de impagos.
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