Pulseritas
No sé si algún día veremos a los políticos afrontar sus responsabilidades y sus errores ante los tribunales, o al menos dimitiendo, como el reconocimiento ... tácito de que miraron para otro lado cuando no debían perder de vista su objetivo. La reincidencia en los errores es un sapo condenadamente difícil de tragar. Las pulseras de control de maltratadores sufrieron un fallo el martes que dejó a más de mil mujeres temblando de miedo y angustia durante horas. No es la primera, ni la segunda vez que ocurre esto. Las incidencias se repiten con una frecuencia inadmisible, y un resultado igual, la ministra de Igualdad declarando que todo está bien y que nunca han estado en peligro. Pero las asociaciones que protegen y se ocupan de las mujeres maltratadas no dicen lo mismo.
No es verdad y además la ministra ya no tiene credibilidad puesto que ha quebrado la confianza de las usuarias. Las cifras del coste de este servicio son difíciles de comprobar, pero, al parecer, al quedar desierto el pliego de licitación del servicio, se ha incrementado el presupuesto, elevándolo a cerca de 12,89 millones de euros.
Me llamó la atención que recientemente La Moncloa también había reforzado económicamente su política de comunicación y redes sociales, elevándola a la no poco despreciable suma de 78.763.902 euros. No pongo en duda la importancia de que presidente y ministros estén presentes en Tiktok, X, Instagram y otras, ofreciendo entre otras cosas su opinión y recomendación sobre libros y música. Pero quizás algunos veamos en estas cifras un agravio, comparadas con el presupuesto para una cobertura decente de estas pulseras de las que depende, a veces, la vida de muchas mujeres.
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