La competitividad estructural
Nuestra economía del conocimiento comienza a consolidarse comouna realidad que genera riqueza, empleo y prestigio
El viernes concluyó la cuarta edición de C-Meet, el encuentro promovido por CEOE que se ha consolidado como la gran cita para empresas que ... desean aplicar innovación y tecnología 'con los pies en el suelo'. Lo que nació como congreso tecnológico se ha convertido en un foro abierto a todos los sectores, con más de 800 inscritos y más de 80 empresas de fuera de Cantabria presentes en esta edición. Ha sido una experiencia intensa, estimulante e inspiradora. En estos dos días hemos visto casos reales de éxito, retos, networking y un escaparate de soluciones para mejorar la productividad, aumentar las ventas y competir más allá de nuestras fronteras.
Este crecimiento, año tras año, no es casual: Cantabria cuenta con un ecosistema TIC (tecnologías de la información y las comunicaciones) cohesionado –con asociaciones como Ascentic, TERA, y la iniciativa Green Valley Cantabria Tech–, y con una alianza público-privada madura. Nuestra ambición es clara: transformar este momento favorable en una ventaja estructural. Desde la patronal queremos mantener el impulso: seguiremos empujando, seguiremos apoyando la digitalización de pymes, conectando talento con empresa y trayendo las mejores prácticas para que innovar sea, de verdad, el camino más sencillo.
Innovar no es retórica vacía: es empleo de calidad, valor diferenciador y capacidad para captar proyectos
¿Por qué este empeño? Hay una razón que resume todos los argumentos: estamos ante el futuro y, como los buenos empresarios, el secreto para acertar está en anticiparse, en ser los primeros, en ir por delante de los acontecimientos. Y apostar por las empresas tecnológicas y por la digitalización es anticipar el presente, la realidad. Escucho a numerosos empresarios y directivos que tienen claro que innovar y digitalizarse ya no es una opción, sino la vía más directa hacia la competitividad. No se trata de un eslogan, sino de una urgencia colectiva: en el mundo empresarial, quien no innova se queda atrás. Y queremos que nuestras empresas, independientemente de su tamaño y actividad, sean competitivas como una forma de hacer más competitiva nuestra economía y nuestra región.
Como empresarios, estamos orgullosos de aportar nuestra energía para elevar el índice de digitalización de nuestra Comunidad y de nuestras compañías de la mano del sector TIC cántabro, un grupo cada vez más numeroso de empresas que articula empleo cualificado, valor añadido y competitividad territorial.
Nuestra economía del conocimiento comienza a consolidarse como una realidad que genera riqueza, empleo y prestigio. En el Parque Científico y Tecnológico de Cantabria (Pctcan) operan 74 empresas que emplean a más de 4.700 profesionales, de los cuales cerca de 900 desarrollan actividad directamente vinculada con I+D+i. El impacto de este ecosistema equivale ya a casi un 4% del PIB regional. Estas cifras confirman que innovar no es retórica vacía: es empleo de calidad, valor diferenciador y capacidad para captar proyectos.
Y el sector TIC –elemento transversal de la digitalización–, crece y gana masa crítica. De acuerdo con un estudio promovido por CEOE en 2023, Cantabria contaba con 660 empresas TIC (300 con plantilla) y 4.532 afiliados; ese tejido experimentó un crecimiento del 17% entre 2021 y 2023. Este ecosistema es mayoritariamente pyme: el 93,6% de las entidades tienen menos de 10 trabajadores. Pero tiene vocación global: apenas el 28,5% de la facturación se genera en Cantabria; el 35,7% en el resto de España; y el 35,8% en mercados internacionales. Las compañías proyectan un crecimiento de plantilla del 32% entre 2023 y 2025, y sitúan la inteligencia artificial como uno de sus principales focos de inversión.
Hace unos días nos reunimos con la rectora y parte del equipo de gobierno y me alegró mucho escuchar de nuevo que la Universidad de Cantabria ampliará a partir del curso 2026-2027 la oferta de plazas y titulaciones en el ámbito de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC). Existe demanda por parte de las empresas para poder crecer aún más en un sector que va a cambiar el perfil de nuestro tejido productivo; es una apuesta ganadora y multiplicadora de retornos para toda nuestra Comunidad, porque somos firmes creyentes de que el talento es el combustible de la innovación.
La innovación no es una meta estática: es un hábito, como escribí no hace mucho. Y en Cantabria cada vez más personas y empresas lo practican con constancia y convicción.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión