Tú que sabrás
La arrogancia y la crueldad del poder suelen exhibirse con especial impudor en los tiempos de odio, Lutxo, viejo amigo. Ahora bien, lo que se ... ha visto, lo que ha sido descubierto, ya no puede ignorarse. La conciencia es territorio conquistado. No puede retroceder. Y menos, por las malas. Ganarle terreno a la inconsciencia, ese es nuestro plan y afán. Ojo con eso. Ahí radica la estúpida quimera de las políticas involucionistas. No se puede regresar al ayer. No se puede intentar volver al pasado con la absurda idea de que fue mejor. O más bonito. La mezcla de todas las etnias no se podrá impedir. Lo que ya ha evolucionado no puede desevolucionar. Y lo que evoluciona es siempre la conciencia. Y en especial, la conciencia de los derechos civiles. Imponer el desconocimiento de lo que ya se conoce es un crimen contra el propio sentido de la vida. Pretender imponer la ignorancia de lo que ya se sabe, es el horror. Lo conocemos. Es como proponerse quemar todos los libros. Lo hemos visto en otras épocas. Y sabemos que esos regímenes no duran. No pueden durar.
Siempre reaccionamos contra ellos. En grupo y rápidamente. Por puro instinto. Al menos, así ha sido hasta ahora. No obstante, lo que está sucediendo ahora, tanto a nivel local como a nivel planetario, ¿supera todas las previsiones basadas en experiencias anteriores o, por el contrario, es lo mismo de siempre con ropajes nuevos? Es una duda que tengo, Lutxo. Metafísica, me temo, le digo. Y me dice que a él no le gustan los ropajes nuevos. Que prefiere su bata vieja de hace veinte años, a la que le han regalado sus cuñadas. Y cuando le digo que él no tiene cuñadas, me suelta: Tú qué sabrás.
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