La Lomloe en Cantabria.La implantación que se necesita

Desde el Foro de Educación de Cantabria queremos dar a conocer nuestra opinión sobre dicha ley y su implantación para contribuir a fomentar un debate necesario en el seno de la comunidad educativa de nuestra región.

Cuando se proponen cambios innovadores en educación, siempre hay una parte que se resiste a los mismos añorando imaginadas épocas mejores. Otros que, tomando la parte por el todo, descalifican globalmente la ley porque no favorece sus intereses ideológicos o empresariales.

Pero no todo el descontento se debe a la reacción ante los cambios propuestos. También está contribuyendo a ello la precipitación por implantar la ley cuanto antes, debida seguramente a criterios políticos más que educativos. La comunidad educativa, en general, ha echado de menos un mayor esfuerzo por conseguir un consenso, al menos social, mucho más amplio. De posiciones políticas progresistas cabía esperar más información, debate y tiempo para el diálogo.

En este sentido, ha sido un proceso que tristemente recuerda al de la Lomce (2013). Lejos quedan los tiempos de la Logse (1990), cuya aprobación fue precedida por un intenso y amplio debate, con la participación de todos los sectores de la comunidad educativa, así como por un periodo de implantación experimental anticipada, que permitió una valoración y reflexión previas a la implantación generalizada.

Sin embargo, todas las circunstancias expuestas no deben ocultar una realidad; la Lomloe trae cosas muy buenas y deseables. Desde el Foro de Educación Cantabria, valoramos positivamente la ley. Consideramos que los cambios que propone son necesarios para que en nuestro país se afiance un sistema educativo propio de las sociedades modernas del siglo XXI.

La ley profundiza en la idea del trabajo por competencias, que ya se inició con la LOE (2006), y cuya introducción en los sistemas educativos europeos es irreversible. Refuerza considerablemente la importancia de la inclusión educativa como principio esencial, frente a opciones más segregadoras. Se visibilizan las necesidades específicas de apoyo educativo en todas las etapas y enseñanzas, se actualizan y reorganizan dichas necesidades, se concretan medidas educativas para atenderlas y se adoptan medidas flexibilizadoras para la evaluación del alumnado. En este sentido, la ley promueve la aplicación de los principios del diseño universal de aprendizaje (DUA).

Se recupera la estructura de ciclos y se pone énfasis en una perspectiva más global del proceso de enseñanza y aprendizaje, tan necesaria en todas las etapas, y especialmente en Primaria.

Uno de los cambios más sustanciales de la ley radica en un currículo abierto que pone a las Administraciones educativas, los centros y el profesorado ante la necesidad de tomar importantes decisiones que concreten el currículo estatal en su ámbito competencial.

La potencialidad innovadora de la ley es amplia. Pero queda un margen importante bajo la responsabilidad de la Administración educativa regional. Margen que, en Cantabria, da la impresión de haberse rellenado de forma algo improvisada; sin la suficiente conciencia de las necesidades del profesorado y de los centros educativos.

La normativa regional, que ha llegado tarde, es poco clara en aspectos fundamentales como orientar mejor al profesorado sobre la relación entre diferentes elementos curriculares; por ejemplo, entre los criterios de evaluación y los saberes básicos; así como la secuenciación o la evaluación en general. Tarea mucho mejor resuelta por otras Comunidades Autónomas.

La repetición de curso es otro de los aspectos que debe abordarse con mayor mimo y compromiso; o la práctica de la misma seguirá siendo la de siempre, convirtiendo en un brindis al sol lo que la ley propone al respecto.

Los centros educativos, el profesorado y las familias necesitan disponer de normativas claras y coherentes con el sentido de la ley; de ayuda decidida por parte de la administración educativa; y de tiempo, fundamental en estos procesos que, bien orientados, dejarán de verse, además, como mera burocracia.

No se puede olvidar lo más básico de los procesos formativos enfocados a la innovación educativa. Y es que la formación individual, con ser imprescindible, no es suficiente. La administración educativa regional debe potenciar procesos formativos conjuntos dentro del centro educativo; procesos reflexivos e informados sobre la práctica para la toma de decisiones; procesos con apoyo y asesoramiento externos.

A la vez, debiera estarse impulsando y facilitando la organización voluntaria de grupos de trabajo innovadores de profesorado, que creen materiales diversos; orientaciones, ejemplificaciones, propuestas metodológicas concretas, etc.; todas ellas coherentes con lo que la ley plantea, materiales que puedan ser publicados y puestos a disposición de todos.

Las leyes por sí solas no cambian la realidad de la cultura escolar y de la práctica educativa, aunque lo propongan, si no es con el compromiso y la implicación de todos los actores concernidos; profesorado, alumnado y familias. Pero es indispensable que la administración educativa regional impulse el tipo de procesos a que hemos hecho referencia.

Para esa tarea, cuentan, además, con un instrumento poderoso como es el Acuerdo por la Educación en Cantabria. Un acuerdo social y político, plenamente coherente con lo que la Lomloe propone, cuyo desarrollo contribuiría, igualmente, a avanzar hacia una educación en nuestra región más innovadora y mejor cohesionada.

Foro de Educación Cantabria:

Jesús Barriuso, Manuel Ceballos, Eva D. Tezanos, Marta Domingo, Roberto González, Ángel Llano, Fernando Pérez, Ramón Ruiz, Conchi Sánchez, Juan A. Sánchez, Zara Ursuguía, Yolanda Valle.