Aparcamiento de Mataleñas y participación ciudadana
Resulta sorprendente que la 'naturalización' a la que se refiere el proyecto suponga esencialmente transformar un paisaje arbóreo costero, en un aparcamiento de cemento
En los pinares de Cueto, a un paso de la maravillosa playa de Mataleñas, en una recta del antiguo hipódromo que es paso natural de ... los ciudadanos del lugar cuando se dirigen al mar y aparcamiento para golfistas, se pretende crear un aparcamiento para 30 autocaravanas, que descansarán en un solar con cemento, abastecido con puntos de agua, eléctricos y letrinas. El parking en la calle Inés Diego del Noval ha sido bautizado como 'Proyecto de Naturalización y Adecuación de Aparcamientos en Mataleñas'.
Resulta sorprendente que la 'naturalización' a la que se refiere el proyecto suponga esencialmente transformar un paisaje arbóreo costero, medioambientalmente saludable, con función social y con sabor y memoria de otros tiempos, en un aparcamiento de cemento que requiera la tala de decenas de pinos, la retirada de la hierba para proceder al asfaltado y pavimentado de alrededor de 7.000 m2 con 257 metros cúbicos de hormigón, y un vallado con metal y hormigón. Bastante poco natural para un tipo de turismo que fundamentalmente busca parajes naturales. Un hormigonado más y una pérdida de acceso y costumbres para los vecinos.
El diseño del futuro parking de autocaravanas, además, afecta y rompe el trazado del Hipódromo de Bellavista perdiéndose la memoria de aquellos veraneos regios en el Sardinero. El hipódromo, inaugurado en el año 1917 con proyecto del arquitecto Javier González de Riancho, es un bien patrimonial, y debe conservarse como contempla la Ley de Patrimonio de Cantabria de 1998 en su artículo 39, cuando habla del «deber general de conservación de los bienes patrimoniales tanto si están o no inventariados, advirtiendo que la administración deberá incoar de oficio o a instancia de parte en el plazo de 20 días hábiles el correspondiente expediente para su protección». Y esta ley expone que los ciudadanos están legitimados para el ejercicio de cualquier actuación defensiva del patrimonio cultural.
El Convenio de Aahrus de 1998, suscrito por España, defiende el derecho a la participación pública y a la toma de decisiones en materia de medioambiente. Asimismo, la Ley del Paisaje de Florencia del 2000, impulsada por el Consejo de Europa considera que «el paisaje contribuye a la formación de las culturas locales y es un componente fundamental del patrimonio natural y cultural europeo que contribuye al bienestar de los seres humanos y a la consolidación de la identidad europea».
Los vecinos de Cueto unánimemente han manifestado su malestar y se lo han trasladado al consistorio santanderino. Defienden ese lugar con valor medioambiental por donde siempre han transitado, se quejan de que no se les ha informado con transparencia, ni se ha contado con su participación. Informar a la población cántabra de las actuaciones en su territorio no debería ser simplemente publicar un plan en el BOC, los responsables políticos deberían involucrar a los ciudadanos en los procesos que les afectan e interesan.
Bautizar el proyecto como 'Proyecto de Naturalización y Adecuación de Aparcamientos en Mataleñas', nos parece poco riguroso y un contrasentido, posiblemente una de aquellas maneras de jugar al despiste. La naturalización de un espacio poco tiene que ver con la cementación y la tala arbórea, en realidad tienen diferentes y radicales puntos de vista, diríamos que son ideas contrarias y, quizá, puedan confundir y enfadar al ciudadano. Naturalizar es recuperar el mundo verde, es plantar árboles, no talarlos, es respetar los ecosistemas y el medioambiente, y en estos temas los ciudadanos tienen legalmente derecho a participar en decisiones que alterarán su paisaje, su patrimonio y su vida.
Aurelio G-Riancho, José M. Cubría, Domingo de la Lastra, Juantxu Bazán, Miguel de la Fuente, Rosa Argos, Carmen Sarasua, Ana Martínez, Fernando Abascal, Mercedes Fernández, Javier Gómez-Acebo, Rosa Coterillo, Esther Sainz-Pardo, Marta Rubio, Manolo L-Calderón, Fernando Mantilla, María José Trimallez, Esperanza Botella, Ana de la Lastra, Claudio Planás, Mina Moro, Luis Villegas, Manuel Zúñiga y Paloma Sánchez.
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