Se perdió la casa de Galdós... ¿también las de Pereda y Concha Espina?
Construir para el futuro es responsabilidad de la política y de las administraciones en todos sus niveles
Fue una pena, la mayoría estamos de acuerdo y cuando desde la avenida de Reina Victoria o desde Pérez Galdós, miramos con nostalgia a San ... Quintín, todavía sentimos la rabia de su pérdida. Es una antigua historia que puede repetirse.
En 1871 aparece por Santander un joven escritor. Tenía solamente 28 años y una enorme carga de proyectos que desarrollará en la ciudad que le adopta, y en la que se encontrará a gusto casi inmediatamente. Gran parte de su producción literaria, recuerda Benito Madariaga, se gesta en su casa de El Sardinero. Se llamaba Benito Pérez Galdós.
Vino todos los años, alargando su estancia más de lo que duraban los veranos y en el camino entre Miranda y La Magdalena, en un terreno que compra a Felipe Quintana, en 1892 inaugura una residencia muy especial proyectada por el arquitecto Casimiro Pérez de la Riva. San Quintín, así la bautizará, se convierte en centro cultural de la ciudad, siendo visitada entre otros por Emilia Pardo Bazán, Azorín, Amós de Escalante, Menéndez Pelayo, José María de Pereda, su médico y amigo Enrique Diego-Madrazo, Hurtado de Mendoza, la actriz Margarita Xirgú o el periodista José Estrañi. En el año 1908 se dio su nombre a esa nueva calle. El 5 de enero de 1920 fallece en Madrid, para muchos y entre ellos Salvador Madariaga, el mejor escritor en español después de Cervantes. Cinco días antes lo hacía su buen amigo José Estrañi. San Quintín, su residencia y mirador estratégico hacia la Ensenada de La Magdalena, se perdió para siempre ante la pasividad de esa ciudad a la que Galdós tanto amó y tanto dio. Pudo ser museo galdosiano pero sus libros, sus dibujos, su archivo, sus objetos personales, todo lo que dejó fue enviado a Las Palmas a lo que hoy es su museo.
Es una historia antigua que ya no puede dar marcha atrás, pero nos debe servir para no repetir los mismos errores. La casa de Menéndez Pelayo, amigo de Galdós, es actualmente una institución prestigiosa que participa de la vida cultural. Se ha conservado en buen estado la casa solar de Lope de Vega, en Vega de Carriedo, a la que se debería apoyar para dotarla de mayor contenido. La 'Casona' de Cossío en Tudanca, es un buen ejemplo de una correcta utilización de estos bienes patrimoniales. No tuvieron la misma suerte el solar de Quevedo en Vejorís, la casa de veraneo de Santiago Ramón y Cajal en la calle Santo Mouro, o la Quinta San José en Pérez Galdós, llegando al Alto de Miranda, donde veraneaban los hermanos Álvarez Quintero.
En Viveda, desde hace muchos años, permanece en el olvido, aunque esperanzada, la casa solar de Calderón de la Barca, aquel autor icono del Siglo de Oro español. Cuesta pensar que esto sucediera con las casas de Baudelaire, de Van Gogh o de Shakespeare. En el lado positivo, recientemente, la Consejería de Cultura ha adquirido la casa del Dr. Diego-Madrazo, en Vega de Pas, con ánimo de recuperarla y crear en ella un museo que recuerde la vida y obra del ilustre pasiego.
El patrimonio puede entenderse como la huella que deja el paso del hombre por la historia, huella diferente y visible. Calderón de la Barca, Lope de Vega, Pérez Galdós, Concha Espina, Menéndez Pelayo, Diego-Madrazo o José María de Pereda nos dejaron su pensamiento y sus escritos con profundas raíces en el lugar que habitaban, esas casas y lugares nos ayudan a entenderlos mejor y recogen su memoria y sus vivencias.
Construir para el futuro es responsabilidad de la política y de las administraciones en todos sus niveles. Ahora se presentan dos oportunidades. Sería deseable que las generaciones futuras no tuvieran que lamentar las pérdidas de las casas de José María de Pereda en Polanco y de Concha Espina en Mazcuerras, como lamentamos ahora que Santander no cuente con la casa-museo de Pérez Galdós en San Quintín.
Este artículo está firmado por: Aurelio G-Riancho, Miguel de la Fuente, Esperanza Botella, Domingo de la Lastra, Cesar Pombo, José M. Cubría, Rodolfo Maza, Carmen Sarasua, Esther Sainz-Pardo, Mercedes Fernández, Rosa Argos, Rosa Coterillo, Carmen Alonso, Montse Martín-Saiz, Luisa Ruiz, Marta Rubio, Claudio Planás, Luis Villegas, Mina Moro, Celia Sobrino y Celia Valbuena.
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