'Art Book'
Cada día nos alejamos más de la belleza para adentrarnos en el abismo de un mundo en llamas
El pintor madrileño Fernando Bermejo, vinculado a Cantabria desde 1997 por su residencia en Esles, concibió tras la pandemia 'Art Book', un proyecto artístico que ... como su nombre indica tenía formato libro, y que hace unos meses, con motivo del primer aniversario de su fallecimiento, tomaba cuerpo expositivo en el MAS, en colaboración con la Fundación Caja Cantabria.
Veintidós pinturas de la misma dimensión y en blanco, negro y plata, se desplegaban contrastadas sobre las paredes claras del Museo, semejando las cuentas de un rosario gigante o las de un collar de azabache brillante, que, a modo de amuleto protector, transformaban cada imagen en una plegaria.
La figura de un libro blanco se repite en cada una de las escenas como un mantra, y en cada lomo, a modo de anáfora, leemos la palabra 'Art'. Fernando Zamanillo, comisario de la muestra, coordinador y editor del libro, se refiere a este elemento, como «hilo conductor intencionado y perseverante», siendo esta última cualidad la que, y cito: «trasluce con su constancia la firmeza de una verdad que atraviesa el discurrir de los tiempos, las culturas, los estilos…»
Libro y exposición se convierten en una oración de agradecimiento a creadores universales: pintores como Matisse, Clara Peeters o Caravaggio, músicos como Duke Ellington o Billie Holiday, y genios como Walt Disney, son homenajeados por su relevante legado a lo largo de la historia. Un Jacob soñador, que imagina la vida y un Cristo yaciente que la termina, ambos reclinados, casi, en postura de leer, abren la secuencia.
En 'Art Book' Bermejo selecciona las obras y personajes icónicos de su particular y breve museo imaginario, a lo André Malraux, el aventurero y teórico del arte francés, que ya en el año 47 auguraba cómo los museos estarían constituidos por meras reproducciones fotográficas. Y de esta manera, al convertir el museo en una sucesión de imágenes impresas, lo transformaba en enciclopedia de arte. Sin duda, el legado de Malraux en el actual panorama de internet, hacen de él un visionario.
El ensimismamiento obligado al que nos condujo el confinamiento nos hizo descubrir, ya fuera del marco del libro, y en ese espacio virtual e infinito de la red, el arte, los libros, la música y todas las manifestaciones artísticas que nos aliviaron en esos días oscuros e inciertos. Y no es casualidad que este año se conmemoren los cinco años de ese feliz descubrimiento.
El arte se desvelaba entonces como lo que es: una revelación. Aquella que no solo nos brinda la capacidad de apreciar la belleza, el acceso a un sinfín de emociones, o la posibilidad de ahondar en nuevas reflexiones. En definitiva, traspasar el velo de lo oculto para asistir a una iluminación.
¿Qué ha quedado de entonces? Pensábamos ingenuamente que el arte nos había descubierto la cara bondadosa e imaginativa de los hombres, el bien preciado de su potencial creativo, pero cada día nos alejamos más de la belleza, para adentrarnos en el abismo de un mundo en llamas.
¿Podemos volver a recuperar la mirada inocente? El pensador Georges Didi-Huberman en su exposición 'Con el aire conmovido', nos animaba a observar «con ojos de niño, y a la vez, con los de un hombre ilustrado que conoce el arma sutil de la crítica».
Da igual cómo nos acerquemos a las imágenes, ya sea a través de las páginas de un libro o visitando un museo, lo esencial es aprender a mirar, y ser capaces de ver.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión