¿Comercial o prestigioso?
«Se han vendido a la comercialidad», decíamos desdeñosos en los ochenta cada vez que un grupo de la Movida pasaba de las catacumbas del ... underground al éxito de las radiofórmulas. Lo que molaba entonces era ser auténtico… aunque al parecer a las bandas les gustaba todavía más forrarse.
Y el caso es que ha llegado el futuro, pero las cosas siguen más o menos igual… O peor, porque resulta que el debate cultural más seguido del año lo ha abierto nada menos que el premio Planeta, siempre en entredicho. O más exactamente su ganador de este año, Juan del Val, al afirmar que en lugar de para las supuestas élites intelectuales hay que escribir para el público, y que la verdadera calidad se mide en las listas de ventas.
Es ya un clásico que los ganadores del Planeta se reivindiquen como escritores, pero es que el asunto tiene mucha miga detrás. Y es que prácticamente todos los autores superventas tienen clavada una espina: la falta de reconocimiento de la crítica especializada. Por algún motivo inexplicable, lo que entienden por literatura un editor de un sello multinacional y un jurado del Cervantes son mundos no enfrentados, sino irreconciliables. Dos universos que jamás llegan a tocarse. Unos y otros se desprecian mutuamente, aunque en el fondo se envidien: los 'culturetas' darían la mitad de su obra por llevarse el millón del Planeta, pero es que los 'bestsellers' darían el millón por que les cayera el Nacional.
Y entre medias se ha colado Del Val, que ha conseguido con su polémica que, de repente, hable de él toda la intelectualidad. Jugada de libro, claro: que hablen de ti… aunque sea bien.
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