Menuda la puedes liar como andes un poco desinformado y te dé por ir a hacer la compra a eso de las siete de la ... tarde. Desde que a la tiktoker Vivi Lyn le dio por hacer un video bromeando con que había una hora bruja para ligar en el Mercadona, resulta que los supermercados de siete a ocho están de bote en bote.
O de carro en carro, porque en vez de hablar, la manera de entrar al personal es con un conato de atropello. O sea, como en los coches de choque, pero en vez de música machacona por la megafonía te anuncian los gambones en oferta.
El caso es que ligar se debe de ligar poco –como siempre, ellos quintuplican a ellas–, pero el espectáculo no quiere perdérselo nadie, así que allí van de mirandas, a palear un rato. Tanto, que ya se rumorea que las acciones del Tinder se están hundiendo por momentos. ¿Será posible que llevemos décadas recorriendo el pasillo de limpieza o el de congelados sin sospechar la erótica del lugar? ¡Ay, qué torpeza!
Desde la empresa se quejan, pero lo hacen con la boca pequeña. Que no van a apoyar esta nueva moda, dicen. Claro, claro. ¿Cuándo se habían imaginado que semejante campaña de publicidad les saliera gratis? Y publicidad de la buena. Que sí, que igual no todos entran a consumir tanto como ellos desearían, pero nunca se ha hablado tanto de ellos en positivo. Ni cuando se puso de moda su focaccia, siquiera.
Vamos, que más vale que sean generosos con la tiktoker que empezó con todo esto. ¿Qué menos que regalarle una caja de piñas de forma vitalicia? Y aún así, bien barato les saldría.
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