El paraíso
No sé si existe un ránking oficial, pero yo diría que en Cantabria la canción del verano este año ha sido una de hace ya ... dos temporadas: 'El paraíso', de Mikel Izal. Al menos, en las redes sociales. Daba igual que fueran veraneantes o locales, 'eseteuves' o 'papardos': prácticamente todas las cuentas han acabado publicando su 'story' o su foto, mejor si es playera, con la misma música de fondo: «En el paraíso no hay forma de saber si fuera está lloviendo, y no importa…».
Fuera llover, no llovía mucho; más bien el país se abrasaba, figurada y literalmente, pero lo significativo es el estado de opinión que se ha instalado en la comunidad, un orgullo de patria chica que nos lleva a defender sin fisuras que el Edén bíblico debía andar entre El Pedreru y El Ontón. O, como mucho, por Liébana o en Valles Pasiegos.
Y es que hay que reconocer que el cambio climático, lo nieguen o no, ha beneficiado y mucho a Cantabria. De aquellos veranos con récord de días lluviosos ya no queda ni el recuerdo, y el nordeste nos regala días soleados pero con temperaturas agradables. Luego súmenle sus atractivos de la comunidad preferidos, y ya tenemos medio billete para la felicidad.
Lo que pasa es que se ha corrido tanto la voz que el paraíso cualquier verano va a morir de éxito, saturado como un metro de Tokio en hora punta. A veces, ya ves, es mucho mejor guardar el secreto, porque la cara oscura del turismo ya no nos gusta tanto, con sus atascos y sus subidas de precios. O sea, que al final Cantabria no era tan infinita… y no cabemos todos.
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