Vacaciones
Han saltado chispas con eso que dijo Feijóo de que las vacaciones están sobrevaloradas. Pero claro, soltar eso en un país donde nos pasamos el ... año mirando el calendario, ahorrando para olvidarnos por unos días de este valle de lágrimas, y hasta hay quien pide un crédito para poder costeárselas, ¿cómo se le ocurre ponerlas en entredicho?
Ya en la escuela aprendemos que lo mejor siempre es el recreo, así que como para no disfrutar de las vacaciones, ese tiempo de libertad y autorrealización. Cierto que aquellos veranos de tres meses ya nunca vuelven, pero se te quedan grabados tan a fuego en el alma que, si no fuera por las vacaciones y esa esperanza de una vida mejor –la de jubilado, vamos–, a ver cómo íbamos a aguantar trabajar un año tras otro sin declarar la revolución. Son nuestro consuelo de currante, unos días mágicos en los que saborear cómo sería la vida si fuéramos lo bastante ricos para no tener que dar palo al agua.
Eso sí, luego ya cada uno las organiza como quiere; unos se dan al dolce far niente, otros se matan a hacer deporte y alguno aprovecha para escribir novelas, pero nueve de cada diez psicólogos recomiendan tomarse vacaciones, y el décimo es que no se reincorpora a la consulta hasta el 1 de septiembre.
Por supuesto, lo de Feijóo era en realidad una broma, un guiño para animar a aquellos que no pueden disfrutar de descanso este agosto. Lo que pasa es que hay quien tiene ángel, y quien ni saliendo en una story de Teresa Gareche conseguiría arrancarnos una carcajada. Aparte de que alguien que no entiende lo que significan las vacaciones para los españoles, igual es que solo vale para líder de la oposición.
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