Participe (y opine) en política, mejorará su salud mental
La relación entre salud mental y participación política es un área de investigación interdisciplinaria que ha ganado relevancia en los últimos años
En estos días (14 de julio) se conmemora el inicio de la Revolución Francesa, en 1789. Ese día comenzó nuestra Edad Contemporánea, caracterizada por el ... nacimiento de la condición de ciudadanos regidos por los principios de fraternidad, libertad e igualdad.
Siempre ha existido una dualidad, e incluso una contraposición, entre los principios libertad e igualdad. Esas dos formas simplistas de organizar el pensamiento político, las derechas y las izquierdas, se diferencian claramente en cuál de esos dos principios, libertad e igualdad, debe predominar en favor del otro. Así, las izquierdas prefieren sacrificar en general la libertad en beneficio de la igualdad, mientras que las derechas (más bien el pensamiento liberal) tiende a poner por delante la libertad sobre la igualdad.
Como psiquiatra y divulgador siempre he hablado de las cuatro vertientes que sustentan nuestra salud y nuestra salud mental: la biológica, la psicológica, la social y la espiritual. Si negamos una de esas cuatro vertientes estamos hablando de una salud mental coja, incompleta. Y dentro de la esfera social se encuentra la política, en su mejor significado, que nos lleva a decidir cómo queremos organizar nuestra sociedad y nuestra relación con los demás.
Mucha gente dice e incluso aconseja a los demás que es conveniente no meterse en política, mejor no opinar de política, que todos los políticos son iguales, mejor no saber nada. Hoy quiero afirmar que eso ni es así ni mejora nuestra capacidad para relacionarnos con los demás ni para completar nuestra identidad; e incluso no es bueno para nuestra salud.
Pero, ¿qué tiene que decir un psiquiatra al respecto de todo esto? Desde luego los psiquiatras no somos muy expertos en el conocimiento de la naturaleza humana, ni de las personas sin trastornos mentales, ni sobre la felicidad, ni en la interpretación de la Historia. Tenemos más preguntas que respuestas. Pero es verdad que la sociedad en su conjunto, sobre todo cuando nuestra conciencia colectiva se ve sacudida por hechos humanos difíciles de entender y de explicar, vuelve la mirada hacia nosotros, los psiquiatras. Y la situación política en el mundo y desde luego en España en los últimos años, es realmente un tema candente no siempre fácil de entender y explicar.
El martes pasado tuve una experiencia maravillosa. Acompañé y presenté a Esperanza Aguirre en la presentación de su libro 'Una liberal en Política. Por qué lo que funciona es el liberalismo'. Ella exponía muy claramente lo que yo también comparto y comentaré a continuación. La apuesta por un Estado lo más pequeño posible, la libertad como bien supremo, junto con la propiedad privada y el imperio de la ley. No depender de las personas sino de la ley. Pagar unos impuestos razonables, comprobando que se han utilizado razonablemente. Los hijos y su educación quizá estrictamente no son propiedad de los padres, pero desde luego no lo son del Estado, tal y como en una ocasión nos dijo una ministra. No quiero un ministerio de la felicidad, que no puede ser en ningún caso una competencia del Estado. Quiero que los historiadores, buenos o malos, parciales o imparciales, escriban lo que quieran. Yo leeré lo que considere y criticaré según mis valores y reflexiones.
Es importante aportar datos y referencias bibliográficas basadas en estudios para apoyar mis argumentos. Aquí están algunos. La relación entre salud mental y participación política es un área de investigación interdisciplinaria que ha ganado relevancia en los últimos años, especialmente en psicología política, sociología y ciencias de la salud. Aparte de las consecuencias negativas de las barreras para la participación que han sufrido las personas que padecen problemas de salud mental, en las que no entraré, me centraré en la participación política, aunque sea únicamente expresando nuestra opinión, como factor protector de la salud mental para todos nosotros,
–Empoderamiento: La participación en acciones colectivas (marchas, organizaciones comunitarias) puede mejorar la autoeficacia y reducir síntomas de depresión (Drury & Reicher, 2009).
–Sentido de pertenencia: El activismo político en grupos con identidad compartida (feminismo, ambientalismo) puede amortiguar el estrés y promover la resiliencia (Klar & Kasser, 2009).
–Riesgos: La exposición a represión estatal o violencia política (ej.: manifestaciones) puede generar trauma o agravar trastornos existentes (Pearlman, 2016).
Brevemente comentaré que, como consecuencia del estigma y la exclusión, las personas con diagnósticos psiquiátricos suelen enfrentar barreras para ejercer derechos políticos (ej.: prejuicios en candidaturas o dificultades para votar) (Brenes et al., 2021). Además, la discriminación por salud mental se agrava en grupos marginados (migrantes, minorías étnicas), pero también ancianos y personas con problemas de salud mental, limitando su acceso a espacios de decisión (Minkowitz, 2017).
Pero, cómo debemos participar y opinar en política de forma positiva y segura. Voy a dar cinco consejos sobre cuándo, cómo y dónde hacerlo y no hacerlo:
–No esté tenso y ansioso queriendo opinar. La oportunidad siempre llega. Son nuestros pequeños momentos de la verdad, aunque signifique manifestarse en contra del pensamiento dominante, que va cambiando según la época. A mi me ha tocado vivir en al menos tres periodos con diferente pensamiento dominante: la época de Franco, la Transición y el período actual. Sin duda me quedo con la libertad que había en la Transición.
–Sea constructivo. No utilice solo argumentos y juicios negativos. Incluya siempre al menos una propuesta y opinión positiva y optimista.
–Evite juicios y descalificaciones a la persona («Eres un facha o eres un rojo», «no tienes ni idea», etc.)
–Utilice el humor, una herramienta siempre balsámica cuando es inteligente.
–Y, finalmente, sea extremadamente cuidadoso con los 'cuñaos'. Las comidas y cenas de Navidad quizá no sean el momento más apropiado para hablar de política.
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