El interés general…de lo suyo
Prosigue el culebrón de datos y revelaciones sobre la última trama corrupta, que mantiene la tensión en todas las fuerzas políticas, a las puertas de ... su tradicional relajación veraniega. Unos, poniendo a prueba los límites de su capacidad de anclaje al poder. Otros, intentando infructuosamente el asalto al mismo. Y ajeno a estos manejos, pero expectante, el ciudadano de a pie contempla cómo la actual dinámica de normalización de lo absolutamente anormal, puede llevarnos a que no pase nada de nada, pese a que la opinión general –incluyendo la de los propios partidos políticos– es que la situación es gravísima.
Como en nuestros pueblos y ciudades en los inminentes festejos veraniegos, los fuegos artificiales son hoy protagonistas de la política. Rimbombantes condenas, exaltadas peticiones de explicaciones, enérgicas amenazas de ruptura, pero sin ninguna acción o decisión a la altura de los acontecimientos. Solo la de mantenerse aferrados como sea, y pese a todo, a los pesebres de que disfrutan. Esa es la actitud de los integrantes de la mal denominada 'mayoría progresista', en la cual están integrados partidos como Junts y PNV, que son mucho más de derechas que la derecha a la que tanto teme el presidente del Gobierno.
Resulta tan ridículo como vergonzoso ver comparecer a altos cargos de ese bloque –y hasta ministros– que censuran la corrupción y al partido mayoritario del Gobierno, pero siguen en sus poltronas y apoyándolo. Fuegos artificiales. A diferencia de lo que acontece en países de nuestro entorno por muchísimo menos –Portugal el más cercano– en este nadie conjuga el verbo dimitir. Y no lo hacen porque lo que verdaderamente les importa es el interés general… de lo suyo. A Pedro Sánchez, más débil que nunca, lo sostienen partidos nacionalistas que aprovechan la coyuntura para exprimirlo con más y más prebendas a cambio de su apoyo, lo cual les convierte en cooperadores imprescindibles de un Gobierno manchado por la corrupción, y a la postre, en beneficiarios directos de esa corrupción. Mientras los separatistas continúan a lo suyo, los progresistas de a pie, los verdaderos progresistas, se manifiestan profundamente defraudados. No es para menos.
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