El transporte ferroviario permanece vinculado a los anhelos y las desdichas de los cántabros, desde hace exactamente un siglo, si nos remontamos al deseado, semiconstruido ... y finalmente enterrado Santander-Mediterráneo. En tiempos más recientes, la matraca de los políticos –los que ostentaban el poder y los de la oposición– se centró en el AVE, o más bien cabría decir los AVE, porque nos prometieron dos, uno con Madrid, y otro paralelo al litoral cantábrico. De este último nunca más se supo, y del primero, tras revelar que por el trazado elegido era imposible que llegara a Santander, veremos si algún año arriba a Cantabria…
Desde hace tres años nos ocupaba y preocupaba, el 'tren rápido' Santander-Bilbao. Esta semana, once alcaldes de municipios que iba a atravesar esa vía pusieron el grito en el cielo por los perjuicios que causaría. Es obvio que un ferrocarril es una cicatriz en el territorio, quererlo supone asumirlo, pero que se llevase por delante varias iglesias, algún colegio, un puñado de industrias y un montón de viviendas, parecía excesivo. Había tres alternativas, a cada cual peor. Muy agudo y acertado estuvo Ansola, que dibujaba en su viñeta del jueves un demonio como ingeniero ferroviario diseñando el trazado. Efectivamente, a algún diablo político se le ocurrió pergeñar un dibujo inasumible, para ahora poder decir que no se lleva a cabo el proyecto por la oposición local.
Lo dije en esta misma columna hace dos años (El Diario Montañés, 25/11/2023): «Ese tren no se va a hacer. Es un brindis al sol». Desgraciadamente, el tiempo ha venido a darme la razón. El «firme compromiso del Gobierno» anunciado por Raquel Sánchez, la ministra que presentó el primer proyecto, antes de que su sucesor, Óscar Puente, duplicara su presupuesto de 2.000 a 4.000 millones, troceara el trazado y priorizara abiertamente el tramo entre Castro y Bilbao, se suma ya al largo listado de desplantes e incumplimientos del Ejecutivo central con esta tierra. Otro 'tren fantasma' para Cantabria. Y el supuesto apoyo del País Vasco a ese tren, que celebraba Revilla en 2022, más humo también.
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