Atención y respeto a las personas mayores
Si queremos una sociedad cohesionada, armónica y justa, no se puede permitir entonces que ningún colectivo quede atrás
Si queremos una sociedad cohesionada, armónica y justa, donde los derechos humanos sean una guía, no se puede permitir entonces que ningún colectivo quede atrás. ... Cualquier discriminación debe ser denunciada y combatida. El reto es trabajar para una sociedad presidida por la equidad. «A cada cual según su necesidad, de cada cual según su capacidad», dijo Marx. Sí, solidaridad para un mundo mejor.
Con frecuencia se llama la atención sobre la situación de los mayores. Bastantes advierten de que se está produciendo una brecha social entre los ancianos y otros grupos de edad. Claro que sigue siendo grave la discriminación de la mujer, y preocupan las dificultades para la inserción laboral de los jóvenes, y podríamos señalar colectivos que sufren exclusión social.
En el año 2022, el Papa Francisco desarrolló una «Catequesis sobre la vejez». En ese contexto dijo: «Junto a las migraciones, la vejez es una de las cuestiones más urgentes de la familia humana». Y formuló esta pregunta: «¿Hay alianza entre las diferentes edades de la vida o prevalecen la separación y el descarte?». Y afirmó: «Un joven que no está vinculado a sus raíces, que son los abuelos, crece sin referencias». Simone Carlo, en el Diccionario de la Doctrina Social de la Iglesia, advierte sobre el impacto del mundo digital en la vida de los mayores. Efectivamente, las dificultades con las nuevas tecnologías constituyen un obstáculo para el acceso a los servicios públicos, a la cultura, a la información y, en muchos casos, significan un empobrecimiento de las relaciones sociales.
La Fundación 'La Caixa' está desarrollando el «Programa de Personas Mayores». Entre otras actividades, ha realizado un debate sobre «edadismo» y ha publicado el libro «Glosario sobre edadismo» (2023). En este texto se recuerda que «edadismo» es: «Discriminación por razón de edad, especialmente de las personas mayores o ancianas». También se explican las tres formas más habituales de edadismo: infantilización, despersonalización y deshumanización. Es decir: hablar a los mayores como si fueran niños: «viejito», «abuelito», o con términos posesivos: «nuestros abuelos»; no tener en cuenta las características individuales de cada persona mayor; y carecer de empatía con los mayores, no respetar su privacidad, ni potenciar su autonomía.
El proceso de envejecimiento, así como el rol y el estatus de los mayores, están vinculados con factores económicos, culturales y sociales. El colectivo de los mayores es muy diverso: el subgrupo de edad (no es lo mismo tener 65 años que tener 90), el sexo, el estado de salud, los vínculos sociales, la situación económica, el estilo de vida y la personalidad, son elementos que influyen en cómo viven la vejez las diversas personas.
Las sociólogas Fernández y Robles (2022) han explicado que entre las reflexiones sobre la vejez se encuentran la «Teoría de la desvinculación»: las personas mayores se van alejando de diversas estructuras sociales; y la «Teoría de la actividad»: los roles perdidos por la jubilación son sustituidos por otros de indudable valor social. Por otra parte, se pueden identificar discursos negativos sobre la vejez; así, algunos destacan que el aumento de personas mayores implica un mayor gasto sanitario y demanda de servicios sociales. Ante esa perspectiva hay que responder que los mayores contribuyen a la riqueza cultural, social y económica: algunos ayudan a sus familiares, otros hacen voluntariado, muchos desarrollan actividades culturales, y viajan, y consumen; es decir, contribuyen al funcionamiento del sistema económico. Además, un sector pone sus ahorros a producir en inversiones diversas. Y el valor de su experiencia y la difusión de su visión del mundo constituye un patrimonio social y cultural.
Hay analistas que hablan del «envejecimiento positivo». Es decir, una vejez activa, donde las personas mayores participan en diversos ámbitos de la sociedad y llevan hábitos de vida completamente saludables.
En mi opinión, deben desarrollarse planes que presten más atención a las necesidades y demandas de los ancianos. Además de atender a las pensiones, hay que potenciar la Geriatría y la Gerontología. Deben impulsarse los servicios sociales, y los programas y equipamientos relacionados con el ocio, el tiempo libre y la cultura. Por último, no pueden olvidarse el voluntariado y la educación (desde la preparación para la jubilación a las actividades para seguir aprendiendo-creando-disfrutando de la cultura y el conocimiento).
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