Por favor, gracias y perdón
Las relaciones impersonales, la masificación, el egoísmo-individualismo ¿y la desconfianza en el otro? provocan que muchas personas permanezcan mudas cuando se relacionan con otro ser humano
Las tres expresiones son fundamentales para convivir. Estas palabras son especialmente relevantes: significan actitudes, comportamientos, valores, formas de relacionarnos con los otros. Hablan de nosotros, ... y su presencia-ausencia indica cómo es la sociedad que las trasmite en su proceso de socialización: a través de la familia, la escuela y el entorno social. Y que no se olvide: las palabras, nuestra forma de hablar y comunicarnos, influyen en la forma de pensar y de percibir; las palabras 'construyen' el mundo social.
En tiempos pasados los niños aprendíamos estas expresiones de nuestros mayores; y también nos inculcaban que debíamos saludar con un 'Buenos días' o 'Adiós, que le vaya bien' a las personas con las que coincidíamos. Pues bien, creo no equivocarme si afirmo que las expresiones mencionadas cada día se escuchan con menos frecuencia. Las relaciones impersonales, la masificación, el egoísmo-individualismo ¿y la desconfianza en el otro? provocan que muchas personas permanezcan mudas cuando se relacionan con otro ser humano y cuando se cruzan con un vecino o un compañero de trabajo. Sí, los tiempos cambian.
La prueba de que, durante muchos años, durante siglos, los modales se han considerado importantes son la cantidad libros que se han dedicado a inculcar los comportamientos correctos contraponiéndolos con los que se consideraban rechazables. En mi despacho tengo la 'Cartilla moderna de urbanidad' que publicaron los Hermanos Maristas en 1927; y desde perspectivas muy diferentes podrían citarse, entre muchos, a: 'El arte de la prudencia', de Baltasar Gracián; 'Aforismos sobre el arte de vivir', de Schopenhauer; 'Don Quijote de la Mancha', de Cervantes; 'El progreso de la civilización', de Norbert Elias; 'De cómo tratar a las personas', de A. F. Knigge; y 'Cien años de urbanidad', de Amando de Miguel.
Brevemente, me detengo en lo anunciado. Decir 'Por favor' es reconocer que se necesita ayuda; es pedir al otro que sea generoso. También es una muestra de humildad. Sí, en muchos momentos todos necesitamos el apoyo de los otros. Y, además, se da la oportunidad de que nos ayuden. Es sabido: suele ser más satisfactorio ayudar que ser ayudado (los voluntarios sociales lo subrayan).
Antiguamente se repetía la expresión: 'Es de bien nacidos ser agradecidos'. En la vida cotidiana deberíamos estar dando gracias permanentemente. Es reconocer la ayuda a la que antes se ha aludido; significa ser conscientes de un gesto amable o de una atención correcta, profesional y considerada en un comercio o en una administración. Es destacar que una persona se ha portado bien con nosotros. En todos esos casos lo correcto, lo virtuoso, es responder a la ayuda o atención con una expresión que manifieste respeto y gratitud.
Como nos equivocamos mil veces cada día, como con gran frecuencia somos injustos y/o hacemos daño, lo honesto, es pedir perdón, reconocer nuestro fallo, torpeza o egoísmo, y tratar de reparar el daño que, con intención o sin ella, hemos producido. El poeta León Felipe escribió los siguientes versos al final de su vida: «Yo no he sido bueno… / quisiera haber sido mejor. / Estoy hecho de un barro / que no está bien cocido todavía. / ¡Tenía que pedir perdón a tanta gente!». Sí, no se me escapa que no es fácil pedir perdón; cuesta ser humilde.
Cuando hago senderismo, además de disfrutar de la naturaleza, me encuentro con otros caminantes; en ocasiones son excursionistas como yo, y en otros casos son habitantes de zonas rurales. Pues bien, lo habitual es saludarnos con un 'Buenos días', y con frecuencia se sucede otro comentario e incluso una pequeña charla. ¡Qué diferencia con los encuentros que se producen en la ciudad!
Hay vecinos, compañeros de trabajo o clientes de un comercio que no dicen 'Hola' o 'Adiós'. Saludar es reconocer al otro, es una muestra de respeto y un gesto amistoso. Como es comprensible, no saludamos igual a un familiar, a un amigo, a un compañero de trabajo, a un vecino y a un desconocido (Por cierto, negar el saludo es una forma de comunicar: «Tenemos un conflicto» o «Me has hecho daño, me has defraudado»).
Las expresiones comentadas son importantes, contribuyen a que las relaciones humanas sean más cálidas, más armónicas. Eso sí, esas palabras, debe ser sinceras.
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