Europa y España giran a la derecha
El avance de PP, Vox y Alvise son signos claros de que hay políticas de la izquierda que se rechazan por mayoría
Realizar un análisis de los resultados de las elecciones europeas requiere aceptar una premisa: el voto no es concordante con el de unos comicios nacionales ... y menos aún regionales. Si a eso le añadimos que el nivel de abstención ha sido alto, cabe tomar distancia a la hora de trasladar los resultados a la geografía política española.
En Europa el giro a la derecha es más que evidente. La victoria de Le Pen en Francia, el descalabro del socialismo en Alemania, el reforzamiento de Meloni en Italia… son muy significativos. En España también se ha experimentado un avance de la derecha. La victoria del PP, el crecimiento de Vox y la campanada de Alvise son signos claros de que algunas políticas de la izquierda se rechazan por amplia mayoría.
En Cantabria la victoria de la derecha, es decir del PP y de Vox, ha sido aplastante… naturalmente hay que poner sordina a ese triunfo, porque el PRC no ha concurrido a estas elecciones y una buena parte de los regionalistas se han decantado por el PP. La tendencia es elocuente: entre el PP y Vox crecen en nuestra comunidad un 18% mientras los socialistas bajan un 6%. Y a ello se puede añadir el más del 5% del partido de Alvise, que arrojaría un 23% de aumento en votos.
Las conclusiones más nítidas: existe un rechazo creciente a las medidas impuestas por la agenda 20/30, porque a corto plazo generan pobreza. También una enmienda a las políticas buenistas que producen inestabilidad e incertidumbre y un rechazo a los indultos y la amnistía.
Los dirigentes deberían estudiar a fondo la situación resultante de estas elecciones para modificar su rumbo.
En España existen dos bloques desde el inicio de la democracia: Una suma de votantes de derechas enfrentada a otra de izquierdas, con un empate únicamente roto de forma temporal por fracasos en la gestión de la economía, la lucha contra el terrorismo, etcétera. Ese equilibrio se ha roto cuando ambos decidieron aliarse con los partidos independentistas. Ahora, la suma de socialistas con grupos de extrema izquierda obedece a una lógica, la misma que podría aceptarse entre la derecha con la extrema derecha. La integración de grupos independentistas para formar o apoyar el gobierno es otra cosa: supone quebrar una situación de estabilidad y de alternancia y dejar en manos de quienes no aceptan la igualdad de los españoles una buena parte de la gobernabilidad.
Los españoles muestran su hartazgo votando grupos políticos marginales. Quizás esperen, esperemos, el regreso de un gobierno compuesto por formaciones más centradas, sin estridencias ni injerencias independentistas.
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