La singularidad plural
El acuerdo singular alcanzado entre el Gobierno de España y el Ejecutivo autonómico de Cataluña, para financiar a la comunidad autónoma catalana, ha suscitado, lógicamente, ... un intenso debate sobre uno de los elementos fundamentales de la democracia: la igualdad. En el propio planteamiento nominal de este acuerdo entre dos partes, que deja fuera no solamente al resto de los representantes de Cataluña, sino a los españoles, se percibe con nitidez la contradicción que oculta. Si lo acordado es una financiación «singular» para Cataluña no puede ser plural para el resto de los españoles.
Basta consultar el significado del antónimo de la palabra singular para encontrar que es plural. Lo grave no este juego trapacero del lenguaje, lo realmente importante es que el Gobierno de todos los españoles acuerde un privilegio para la hacienda de unos pocos, lo que supone atentar contra uno de los principios básicos de la social democracia: la solidaridad entre los que más tienen con los menos favorecidos.
Para entender con toda profundidad lo que supone esa financiación especial, los profesores Jesús Fernández-Villaverde y Francisco de la Torre han publicado el libro 'La factura del cupo catalán', en el que demuestran, con un importante aparato de cifras y ratios, lo que se intuye de lejos cuando se anuncia un acuerdo entre el Gobierno de todos los españoles y un pequeño grupo de catalanes.
Los autores del libro 'La factura del cupo catalán' resumen en estas líneas el fondo del asunto: «Una idea central de este libro es que toda búsqueda de una financiación singular para Cataluña viene motivada por una estructura de gasto excesiva de una Generalidad de Cataluña que ha creado una Administración pública autónoma sobredimensionada. Cataluña no está infrafinanciada; Cataluña lleva gastando en exceso desde hace décadas».
Si descendemos de las alturas técnicas y éticas al nivel de la calle, la explicación es tan sencilla como injusta. Se trata de que las comunidades más ricas (el País Vasco y Navarra ya lo lograron y está en la Constitución) recauden sus impuestos y luego entreguen una cantidad como cuota de solidaridad. De esta forma el Gobierno catalán dispondrá de más dinero para atender a sus ciudadanos y el nivel de riqueza seguirá en progresión, porque no habrá un reparto con alma socialista, para mejorar a los que menos tienen, sino que los que más ganan podrán mejorar sus universidades, carreteras, ferrocarriles, puertos, hospitales, etc., con más dinero que los que aún no han logrado ni acercarse a los niveles que actualmente disfrutan los catalanes.
La doctrina de permitir que se reduzca a mínimos la solidaridad entre los ricos y los pobres, que ha sido una bandera de la izquierda, se troca ahora en una proclama ultraliberal para que quienes son capaces de obtener más ingresos los reinviertan y multipliquen su bienestar y los que se han quedado rezagados vean cómo la distancia, en lugar de disminuir, se incrementa.
Cantabria es una de las comunidades que se verá perjudicada por este acuerdo, porque no ha logrado, ni de lejos, el nivel que tiene Cataluña en infraestructuras. Por esa razón resulta triste ver cómo apenas los cántabros hemos reaccionado ante esta nueva realidad, que significa que habrá menos dinero para el AVE Palencia/Reinosa, para mejorar nuestra Sanidad, nuestra educación y la atención a los más débiles. El Gobierno cántabro ha manifestado su rechazo al acuerdo entre el Gobierno socialista y el Ejecutivo autonómico catalán.
También el PRC ha dado señales de no estar conforme, pero el rechazo se ha hecho, dicho en cántabro, 'a cencerros tapados' sin entusiasmo ni contundencia. Naturalmente los socialistas cántabros se agarran a que esa financiación también la puede pedir Cantabria. Una burla, que olvida que son los que más tienen quienes seguirán siendo más especiales, mientras el resto recibiremos menos, proporcionalmente, de la caja común.
El Gobierno central no se ha inquietado lo más mínimo ya que su decisión de conceder privilegios a Cataluña no ha perturbado apenas a la opinión pública. Se ha suscitado más debate sobre los espigones de la playa de la Magdalena, o sobre la obra en los jardines de Piquío que ante la grave decisión de romper la solidaridad entre los españoles.
Por si fuera poco, está claro que la sobrefinanciación para Cataluña servirá, al menos en parte, para ahondar en las tesis independentistas, en radicalizar las exigencias lingüísticas que impidan la libre circulación de los españoles por su propia nación y, en definitiva, agrandar la brecha socio económica entre las regiones más prósperas y las que, por diferentes razones, se han quedado rezagadas. España avanza hacia la desigualdad y Cantabria sufre especialmente la 'singularidad' de Cataluña.
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