Armani, un icono del diseño… ¿y de la sucesión?
Su testamento supone todo un plan destinado a garantizar la continuidad de la marca más allá de su fundador e identificando a los futuros custodios de su imperio
Giorgio Armani solía decir que él solo sabía hacer dos cosas; trajes y tratar bien a sus invitados. Y a la vista de la fortuna ... que levantó, lo que hacía lo hacía muy bien. Icono de la moda y éxitos empresariales, murió el pasado 4 de septiembre de 2025, en Milán, a los 91 años. Había fundado su empresa el 24 de julio de 1975, Giorgio Armani SPA, reputada casa de moda de lujo italiana. En 2024 la empresa reportó unos ingresos consolidados de 2.300 millones de euros. Si consideramos los ingresos de las licencias de belleza (con L'Oréal) y gafas (con EssilorLuxottica), la cifra total vinculada al grupo Armani casi se dobla hasta los 4.250 millones de euros. Según estimaciones recientes, el patrimonio neto de Giorgio Armani en el momento de su muerte se sitúa en unos 12.100 millones de dólares o como dirían los americanos, 12.1 billions, lo que le sitúa dentro de las 200 fortunas más grandes del mundo.
A su muerte, el mundo ha conocido por primera vez el testamento de Armani. De su puño y letra, guardado en una notaría de Milán y abierto el pasado 9 de septiembre. Este testamento supone un plan de sucesión, destinado a garantizar la continuidad de la marca más allá de su fundador identificando a parientes y colaboradores de máxima confianza para custodiar su imperio. Giorgio Armani seguía siendo propietario del 99% de la compañía, sí señores lectores de El Diario Montañés, un 99%, pasando un importante paquete de acciones a la Fundación que él mismo constituyó y cuya dirección queda al cargo de su compañero de vida Leo Dell'Orco.
Armani y Dell'Orco no tienen herederos directos y sus herederos más cercanos son Rossana, hermana de Giorgio de 86 años, y tres sobrinos, Andrea, Silvana y Roberta.
Al parecer su testamento era un misterio para todos aquellos que ahora participan del futuro de Armani. ¿Pero en qué medida podrán participar?
El error más común de quienes poseen un patrimonio es postergar las decisiones. Mientras el titular está presente, todo parece funcionar; pero la enfermedad, la incapacidad o la muerte irrumpen sin aviso, y entonces los herederos se ven obligados a resolver de urgencia lo que debió haberse previsto. Destacan algunas medidas muy concretas que han trascendido del testamento como son:
1. En los primeros 18 meses después de su muerte, los herederos deben vender un 15% de la empresa.
2. En un período de tres a cinco años, deben disponer de otra participación entre aproximadamente 30% y 54,9% al mismo comprador definido anteriormente, o bien optar por una salida a bolsa.
Y 3, la Fundación deberá mantener siempre al menos un 30,1% del capital si se hace una cotización en bolsa, para asegurar que siga teniendo un poder de influencia significativo.
Da la sensación de querer dejar todo bien atado. Y bien sabemos en este país algún caso célebre de que el intento de diseñar un mundo tras tu desaparición de entre los mortales es esfuerzo baldío.
En España existe un modelo del que hablamos con toda admiración y respeto y que denominamos como modelo 'Rey Sol' en el que el fundador de la empresa hace y deshace, tan típico en muchos grandes empresarios que han consolidado imperios como el caso de Armani. Ese modelo funciona, vaya si funciona, pero es difícilmente clonable en la medida que la propiedad se va diluyendo en siguientes generaciones, lo que obliga a la búsqueda de consensos. Aunque los consensos es mejor dejarlos para la política, es cierto que existen momentos muy delicados en los que la falta de entendimiento puede echar al traste muchos años de trabajo y las esperanzas de muchas familias.
Sin duda Armani, del que nos confesamos admiradores, ha sido un icono de la moda, un constructor de una marca global, un extraordinario empresario. Ahora bien, ¿podemos considerarlo también un referente de la sucesión de una empresa familiar?
Habrá quien considere que legalmente ha dejado un testamento robusto y claro. Pero también habrá quien piense que el proceso sucesorio pudiera haber sido diseñado e implantado con Armani en vida de manera que hubiera actuado como referente y guía de una nueva etapa para su compañía como, por ejemplo, ha ido haciendo otro coloso de la moda como Amancio Ortega. Ortega profesionalizó hace tiempo la gestión y el gobierno de Inditex en procesos que han supuesto su salida de posiciones ejecutivas y hasta del consejo de administración.
En la cultura latina, donde buscamos perífrasis y giros de todo tipo para eludir la muerte, pensamos que seremos eternos y, por tanto, para qué impulsar planes sucesorios en vida. Sin duda, un asunto para la reflexión de cualquier empresario familiar responsable.
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