Lo bueno de viajar en junio es que, si te pegas el madrugón para coger el primer tren a Madrid, al menos ya es de ... día y es más fácil despertarse. Cuando empiezan a moverse, los vagones suenan como las articulaciones de algún adulto al salir de la cama y ponerse en pie; de hecho, es como si los mismos vagones se estirasen sobre las vías al salir de Santander. Aunque la inmensa mayoría de las casas tienen aún las persianas bajadas, al salir todo el vagón ya se ha enterado de que tus vecinos de asiento van a Córdoba, que tienen que ir de Chamartín hasta Atocha para coger el siguiente tren, que estarán una semana de vacaciones. Pero lo que ellos no saben es que sus vacaciones están a punto de joderse.
¿Cuándo fue la última vez que tomaron un tren sin cruzar los dedos? Últimamente, lo único seguro de Renfe es su imprevisibilidad. Cada vez es más frecuente las incidencias y que llegues tarde a tu destino, o –como vuelve a pasar este verano– que corten la línea y tengas que subirte a un bus en Palencia, o alguna de tantas odiseas como acumula la hemeroteca de este periódico, por no mentar la catenaria. Recuerdo cuando la compañía repartía auriculares para ver las películas que aún emiten; hoy en día, yo repartiría pastillas de Almax para la acidez que provocan los nervios cuando suenan las campanitas que avisan de un anuncio por megafonía.
«Estaremos parados al menos una hora en Valladolid porque no hay maquinista para continuar la ruta», dijo una voz. Al otro lado de la ventana, el paisaje ya no era tan verde. Nos miramos entre todos. ¿Una hora en Renfe cuánto puede llegar a ser? Hay viajeros que coleccionan anécdotas y pesadillas: para mí, la mejor sigue siendo aquella vez en la que el tren estuvo parado varias horas porque había vacas atravesadas en la vía. En este viaje estuvimos quietos en distintos tramos: cinco minutos en mitad de la nada, diez minutos por allá. Después, llegamos a Valladolid, y al cabo de un rato, el tren aceleró tanto que llegamos a Madrid solo 26 minutos más tarde de lo previsto; lo justo para no poder pedir la devolución de billete por retraso, lo justo para joder a los de Córdoba las vacaciones. Les reubicaron en otro tren, no se preocupen, el Almax hizo el resto.
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