Un mundo perro
Es un animal que vive poco y por lo tanto siempre le vemos envejecer y morir a nuestro lado y eso es duro
El mal clima no es tiempo de perros ni son tiempos de perros los de la pandemia. No puede haber calificativos más desacertados e injustos ... y debiera nuestra academia de sesudos lingüistas prohibir el uso de la palabra 'perro' en determinadas acepciones y retirar la homologación del significado que se incluye en el diccionario. Ya sé que es común el uso de la expresión e incluso que los ingleses con su 'it's raining cats and dogs' la aplican cuando llueve mucho, pues que la apliquen solos como hacen en tantas otras cosas. No existe calificativo más ruin.
Reservemos para lo del clima mil formas de expresarlo y para lo de la pandemia con que lo dejen en tiempos angustiosos, impredecibles, preocupantes o ruinosos tienen donde elegir, porque el amor de o hacia un perro es una de las bendiciones que se conceden y merece ser vivida. Y como no tienen quien les defienda en el mundo perro, hagámoslo:
No existe en el mundo animal una mirada más entregada que la de un perro. Es probable que la pandemia haya ayudado a visualizarlos como se dice ahora, ya saben, paseito como disculpa. Pero no se ha insistido tanto en la reciprocidad, ellos sí que nos tienen visualizados y conocen perfectamente si su dueño está feliz o está enfadado y actúan en consecuencia. Son un ejemplo, no solo de compañía, también de amor y de fidelidad.
Nuestra relación con un perro, sin embargo, tiene un problema de sentimientos difícil de manejar. Es un animal que vive poco y por lo tanto siempre les vemos envejecer y morir a nuestro lado y eso es duro para el animal y para su dueño. Ambos lo sufren.
Ya saben, un perro si atendemos a un conocido aforismo gallego vive unos 12-13 años: «3 anos de can novo, 3 anos de bon can, 3 anos de can vello, 3 anos de non can». Y en ese tránsito padecemos en nuestra relación diversas vicisitudes.
Mi reflexión, mi relato, es porque tengo cierta experiencia con los perros como muchos de ustedes. Tuve varios a lo largo de los años y obviamente según lo expuesto disfruté/padecí su compañía, su vejez y su desaparición con diferentes razas y en diferentes ocasiones y cada cual fue más inteligente, más fiel, más querido y más llorado. Hace poco finalicé un periodo de 'non can' y ahora me encuentro en la difícil tesitura de que no sé cómo resolver lo que pasará tras su pérdida y el consiguiente disgusto familiar. Tendré que enfrentarme a ello y decidir consecuentemente lo que voy a hacer: ¿repetiré una vez más?
Tengo algún conocido que lo resolvió a su manera, haciéndose animalista, vegano (no sé qué relación puede tener) y recalcitrante que ya lo era, por lo tanto, que Dios me libre para no sufrir tal reacción.
Pero sí confieso que tengo espacio apropiado, conozco obviamente su manejo, dispongo de algo más de tiempo, amo su compañía, echo de menos a Rino y tengo en perspectiva un ejemplar hermoso. Decidiré en consecuencia ¿ustedes qué creen?
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