La UE necesita tiempo
El ritmo de la construcción europea parece excesivamente lento. Sus estructuras no son lo suficientemente flexibles u operativas ante los continuos retos internacionales. A este ... ritmo nos estaremos alejando del lugar que nos corresponde.
La Unión Europea es una extraordinaria realidad de aproximadamente 450 millones de habitantes. Sin embargo, no está estructurada a nivel de Estado, Estado Federal o Confederación de Estados. Tampoco es una mera asociación de países para fortalecerse económicamente. Es un ente político que debe avanzar en su consolidación más diligentemente. Es lo que pensamos muchos europeos y europeas.
Un ciudadano de a pie como yo, cuando intenta comprender lo que está ocurriendo por debajo de este ruido ensordecedor tiene dos opciones, o desconecta temporalmente y hace un ejercicio de reflexión o, como se descuide, cae en el desánimo o en el escepticismo. Estoy convencido que llegar a este peligroso estado de ánimo se está potenciando en la sociedad. Es una estrategia política planificada.
La asociación Casa de Europa Cantabria organiza charlas con los ciudadanos y ciudadanas de la región. En ellas debatimos sobre distintos aspectos de la realidad europea. En ellas constato cómo necesitamos compartir nuestras opiniones. Las consideramos importantes. Claro que sí, realmente lo son. Algo que flota en el ambiente: a la Unión Europea se la valora mucho y se la reclaman decisiones y acciones imposibles en la práctica.
La Unión Europea necesita tiempo para consolidar una estructura ágil que responda con prontitud y eficacia a diversos acontecimientos como los de Ucrania, Gaza o los aranceles de Trump. Una estructura que no necesite de unas mayorías que hagan del bloqueo un arma de destrucción masiva. Nunca mejor dicho: cuando a la española Teresa Rivero, vicepresidenta primera de la Comisión Europea, se la preguntó porqué la Unión Europea está ausente y falta de respuesta ante el genocidio en Gaza contestó lacónicamente: «Hay países en la UE que no quieren responder drásticamente, prefieren consentir y no se puede tomar una decisión global». La realidad. Otro ejemplo de unilateralidad de países: la Corte Penal Internacional, con sede en La Haya, ha emitido una orden de arresto tanto a Putin como a Netanyahu. Sin embargo, todos hemos podido ver atónitos las imágenes de las reuniones de Trump con Putin o Netanyahu como si esto no fuera con ellos. ¿Podemos deducir que el Alto Tribunal no funciona? No. En absoluto. Es algo más sencillo. Por razones que no vienen al caso, existen países como EE UU, Rusia, China o Israel, entre otros, que no han ratificado el Estatuto de la Corte Penal Internacional. Como en el caso expuesto por la vicepresidenta de la Comisión Europea, los gobernantes de esos países son los responsables. Cabe preguntarse si lo han compartido con la ciudadanía de su país.
La imagen pública proyectada ante Trump en el caso de los aranceles tiene muchas interpretaciones y ninguna agradable. Los responsables de la Unión Europea ni pueden ni deben rendir pleitesía a nadie. ¿Con qué fuerza moral podrán pedir esfuerzos a los ciudadanos estos mandatarios? ¿Dónde queda el orgullo por atesorar los valores europeos? El que estos conceptos sean intangibles no significa que no sean importantes.
Se necesita tiempo para diseñar y consolidar una estructura de seguridad unívocamente europea, se llame como se llame. Que sea identificable, capaz de conjugar los intereses comunes de los países y potenciar la eficacia e interconexión territorial.
Ya hemos tenido serios avisos sobre el tiempo que despilfarramos. En 2024, a petición de la Comisión Europea y el Consejo Europeo, el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, y el exprimer Ministro de Italia, Enrico Letta, emitieron sendos informes para optimizar tanto el funcionamiento de la Unión Europea como el comercio interno dentro de la Unión. Estos informes han resaltado diversos obstáculos estructurales, políticos y económicos. Han coincidido en la dificultad de llegar a acuerdos globales.
¿Podemos colegir que la Unión Europea no funciona? Por supuesto que no. Lo que sí considero necesario que se traslade a la ciudadanía es la situación actual, que nos falta camino por recorrer y que tenemos que empujar entre todos. Cabe preguntarse el porqué de esta lentitud. Considero la razón estrictamente política. La oleada neoconservadora que actualmente padecemos a nivel nacional, europeo e internacional no es ajena a todo esto. No nos dejemos engañar, están frenando el desarrollo de la Unión. Ahora ya no dicen que están en contra. Lo disfrazan de otra manera. Pretenden una Unión Europea famélica, débil a nivel internacional. Con unas estructuras en las que cada Estado tenga la suficiente capacidad de veto para frenar cualquier iniciativa que no les convenga. Hablan del Estado-nación como base estructural. Así devalúan y debilitan la capacidad ejecutiva de nuestras estructuras comunes.
Optimicemos el tiempo que tenemos en construir una Unión Europea con personalidad propia, autónoma, solidaria y defensora de los principios y valores que nos han llevado hasta aquí. Es nuestra apuesta de futuro.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión