Vuelven las procesiones
Un aspecto colateral, pero que ciertamente tiene una importancia grande, es el positivo impacto que las mismas representan en la economía de nuestro país
Por fin este año, después de que la pandemia padecida impidiera que durante los dos últimos pudieran celebrarse en España las tradicionales procesiones que en ... estas fechas salen a las calles de muchos de nuestros pueblos y ciudades, estamos teniendo la oportunidad de disfrutar -cada cual a su manera, según el grado de compromiso religioso de cada uno- de ese espectáculo, singular y extraordinario, que representan las procesiones de Semana Santa, desde las sobrias manifestaciones castellanas, como las de Zamora o Valladolid, a las bulliciosas, pero no por ello de menor sentimiento religioso, de las andaluzas, pasando por nuestra Pasión Viviente de Castro Urdiales.
Esta diferente forma de vivir en España tan importante período del año para quienes profesan la fe en Cristo, así como por otros muchos que sin ese concepto religioso ven en estas manifestaciones populares una muestra de tradición y cultura que merecen reconocimiento y apoyo por su belleza y reflejo de la idiosincrasia de nuestros pueblos, se manifiestan también en el comportamiento de propios y extraños, nacionales y extranjeros, que cada año contemplan las mismas con admiración y respeto.
Un aspecto colateral, pero que ciertamente tiene una importancia grande, es el positivo impacto que las mismas representan en la economía de nuestro país, pues muchos son los españoles que se trasladan a las localidades en las que sus procesiones tienen mayor vistosidad o reconocimiento y, por supuesto, muchos son también los extranjeros que por haber tenido conocimiento de las mismas quieren conocerlas directamente y con ellas unos lugares que luego, en muchos casos, desearán visitar con más profundidad.
Por razones familiares yo he tenido la oportunidad de vivir, desde hace ya casi cuatro décadas, las impresionantes y magníficas procesiones que se celebran en Málaga desde el domingo de Ramos al de Resurrección, con el único paréntesis del Sábado Santo, y las no menos importantes, aunque más íntimas, que se celebran en días anteriores, generalmente limitadas al barrio donde radica la correspondiente cofradía, en las que los integrantes de la misma dan traslado procesional de las imágenes, lo que ellos llaman 'sus titulares', desde la iglesia en la que están todo el año, y en la que son objeto de culto, hasta la sede de la correspondiente hermandad para su instalación en el 'trono', como allí son conocidos lo que en otros lugares llaman 'pasos', que luego, en su día grande, saldrá en procesión.
Menos conocida, pero no por ello menos importante, es la actividad social, además lógicamente de la religiosa, que las correspondientes cofradías realizan en su entorno a lo largo de todo el año, así como que son sus integrantes, sin subvención oficial alguna, los que pagan los importantes gastos que tales actividades ocasionan. Gastos que van, solo en lo que a las procesiones se refiere, desde las túnicas que visten los cientos de hermanos que portan cada 'trono' hasta las velas y flores que alumbran y embellecen los mismos, así como las bandas musicales que les acompañan y, por supuesto, los magníficos mantos y vestiduras de las imágenes que son objeto de procesión, además, y no menos importante, los propios 'tronos', muchas veces verdaderas obras de arte ricamente tallados y engalanados. Gastos, muy importantes, como anualmente detallan las correspondientes hermandades a sus miembros, que son pagados con las cuotas que anualmente cada uno de ellos satisface y las que cada uno de los muchos cofrades que luego procesionan, del orden del millar en una hermandad de un cierto nivel, pagan antes de salir en la procesión, y que van desde quienes caminan debajo del capirote a las señoras que con mantilla y peineta acompañan a su 'titular' pasando por quienes soportan en sus hombros, durante muchas horas, el peso del correspondiente 'trono', sin olvidar las derramas que en algunas ocasiones realizan entre todos sus miembros para realizar alguna mejora de importancia.
Yo todo esto lo fui descubriendo en la cofradía conocida popularmente en Málaga como 'La Sangre', cofradía fundada en 1499 y cuyas primeras constituciones datan de 1507, la que a lo largo de los siglos ha ido acumulando reconocimientos hasta ostentar hoy los honrosos títulos de Pontificia, Real, Muy Ilustre y Venerable Archicofradía del Santísimo Cristo de la Sangre y María Santísima de Consolación y Lágrimas y del Santo Sudario, de la que, por cierto, el Ayuntamiento y Diputación de Burgos son Hermanos Mayores Honorarios y, por ello, sus representantes participan anualmente en su procesión del Miércoles Santo acompañando al Pendón de Castilla que por privilegio concedido en 1922 por Alfonso XIII participa desde entonces en la misma.
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