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La localidad cántabra de Ojébar, en Rasines, fue escenario en la tarde de ayer de un emotivo homenaje a la familia Montes Maza, reconocida como ... símbolo de la represión franquista en el medio rural y del exilio forzado que marcó la vida de medio millón de españoles tras la Guerra Civil.
El acto, organizado por la Delegación del Gobierno en Cantabria, el Ayuntamiento de Rasines y el colectivo Memoria de Laredo, contó con la presencia de diversas autoridades, entre ellas el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez; la delegada del Gobierno en Cantabria, Eugenia Gómez de Diego, y el alcalde de Rasines, Sergio Castro.
Varias decenas de vecinos se acercaron a las antiguas escuelas del municipio para rendir tributo a la familia. De ella, aún vive Felisa Montes Maza, de 97 años, la menor de los hermanos. Pese a su firme deseo y los esfuerzos de su familia por hacer posible su regreso desde Francia, donde reside, no pudo desplazarse a su pueblo natal para recibir el reconocimiento del Gobierno. En su lugar, asistió su hija, Claudie Navarro, quien viajó desde el país vecino para representar a la familia y lamentó la ausencia de su madre al acto.
Con un español impecable, aunque con un inconfundible acento francés, Claudie quiso compartir unas palabras. Explicó que Felisa deseaba asistir, no por su propia historia, sino por la de su hermano Alfonso, quien, tras luchar en defensa de la República, fue deportado y asesinado en el subcampo nazi de Gusen en julio de 1942. Con todo, Felisa también vivió el exilio en primera persona: huyó junto a sus padres a Francia en 1939, donde la familia se estableció en Clermont-Ferrand, en la región gala de Auvernia-Ródano-Alpes.
Durante su intervención, Claudie recordó con emoción a su tío Alfonso, «que murió con 28 años, luchó por un ideal y terminó en un campo de concentración en Austria como si fuera basura». Aunque no lo conoció, aseguró que lo siente tan cercano como a sus otros tíos: «Mi madre hizo que le quisiera como a los demás hermanos».
En sus diversas intervenciones en Rasines, las autoridades políticas subrayaron la importancia de recordar el dolor del exilio, en especial por la juventud. «La memoria es el mejor antídoto frente a la ola reaccionaria», sentenció Fernando Martínez.
Al apóstrofe de la ceremonia, se descubrió una placa en la fachada de las antiguas escuelas de Ojébar –hoy en día centro social–, en donde se formó Alfonso Montes Maza, en recuerdo a su vida y su trágico destino.
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