Limpio y veloz segundo encierro en Ampuero
Los novillos de Astolfi destinados al concurso de recortadores dejan un recorrido de ida más intenso que el trayecto de vuelta a la plaza
Los habituales del gremio están más que acostumbrados a escuchar la frase cada año a primeros del mes de julio en las retransmisiones de San ... Fermín. El encierro del domingo en Pamplona es peligroso por culpa de la masificación, por eso se ponen ganaderías que no tienen un amplio historial de cornadas. Y si Javier Solano, el único e inimitable, habla, los demás asienten. Ampuero no es Pamplona, ni lo pretende, ni sus encerronas las de la capital navarra, que lo pretende quizá un poco más, aunque las comparaciones son odiosas, pero también tiene su encierro dominical, una cita en la que volvieron a congregarse miles de espectadores para ver la doble carrera de los novillos de Astolfi ante cientos de corredores llegados de toda la geografía española, sobre todo de la zona norte.
Los utreros, reseñados para el concurso de recortadores vespertino, tienen procedencia Daniel Ruiz y Jandilla y que el propio empresario ha criado en su finca del burgalés Condado de Treviño. Las reses partieron de La Nogalera por delante de los cabestros, una delante que les llevó a dar la curva de la farmacia como una exhalación. El giro unificó a mansos y bravos, aunque dos novillos se lanzaron a su derecha en busca de un corredor habitual del tramo, Felipe Gascón, llegado desde Amorebieta.
En la calle mayor, como decía siempre Javier Solano, los domingos, mucha gente. Como Ampuero no es Pamplona, aquí sobre todo hay mozos; de la zona, de fuera, de cerca o de lejos, pero corredores. Sin masificación, pero con apuros para coger pitón debido, sobre todo, a la velocidad que el endiablado Puente Grande imprime a las pezuñas de bravos y mansos. Todavía tuvieron tiempo en el tramo de ida los de Astolfi para deslizarse a su derecha, obligando a un joven a colarse entre la manada para salir de una situación de apuro. La llegada al final del recorrido devolvió definitivamente el mando a los bueyes, que aceleraron el regreso a La Nogalera para dar por finalizado el segundo encierro sin incidentes más allá de algún golpe.
Donde hubo más problemas fue en la suelta de vacas del sábado por la noche, en la que fueron atendidas diez personas, dos de ellas con traslado al hospital, una por un golpe de un animal y otra por una caída.
Este lunes la villa vivirá la última jornada festiva con encierro a las 12.00 horas y una tarde dedicada al festejo popular en la que se soltarán dos toros de cajón desde el final del recorrido del encierro.
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