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. Carlos Tezanos, paciente de leucemia mieloide crónica, es un 'imparable'. Vecino de Los Corrales de Buelna, su capacidad de salvar obstáculos con una sonrisa ... y tendiendo la mano a cuantos necesitan su apoyo recuerda a otras personas ya legendarias en la localidad que han cambiado la vida de muchas otras, algo que Carlos tiene como uno de sus objetivos prioritarios. Nacido en Torrelavega en agosto de 1981, es promotor solidario y uno de los tres embajadores que la Fundación Josep Carreras tiene en España, además de, por méritos propios, ser uno de los miles de 'imparables' que esa institución tiene repartidos por todo el mundo.
–¿Qué supone ser embajador de una Fundación reconocida a nivel internacional?
–Sobre todo, ser la imagen y motor de conexión necesarios para muchas personas. Tenemos nuestras historias abiertas, somos los que más tiempo llevamos trasmitiendo la labor de la Fundación, los que más eventos promovemos... Hacemos acompañamiento a nuevos pacientes, apoyamos a los que tienen dudas y, sobre todo, les ayudamos a gestionar distintos momentos o circunstancias que acontecen a diario.
–Una gran responsabilidad.
–Y un gran honor para los tres, porque somos la punta de lanza de un grupo de más de 4.000 'imparables' a nivel nacional, por lo que es, también, un orgullo.
–A tiempo completo.
–Sí, la vida es a tiempo completo. Al final intentamos ayudar en lo posible, cuando hay campañas de la Fundación estamos ahí, apoyando y, sobre todo, dando visibilidad a su labor, además de representarla. Como embajadores intentamos devolver su apoyo como un eslabón más de esa cadena.
–¿El nexo común es la leucemia?
–Todos hemos tenido algún tipo de cáncer de sangre, leucemia, linfoma o mielomas múltiples.
–¿Cómo surge ese movimiento?
–La Fundación nos va poniendo en contacto a todos y tenemos una red a la que llamamos 'la familia de los imparables', donde cualquier paciente nuevo tiene cabida. Solo se tiene que poner en contacto con la Fundación y ésta le deriva a algún paciente con experiencia, y uno de ellos soy yo.
–¿Algo así como un padrino?
–Sí, los embajadores somos entre embajadores y padrinos. Somos los pacientes que todos tienen como referencia para ayudar a otros pacientes, acompañándoles en el proceso.
–¿Qué hace falta para ser un 'imparable'?
–Serlo. No solo somos los pacientes que sufrimos un cáncer de la sangre o que lo hemos pasado, sino también sus familias, porque las familias también están viviendo todo el proceso y, al final, la familia se convierte, toda, en 'imparable'. También lo son las personas que colaboran con nosotros, que se preocupan por nosotros y que nos dan visibilidad, porque al final eso es muy importante. La palabra 'imparable' para nosotros es decir hogar, donde no hay apellidos, donde, si pides ayuda, te salen 50 o 60 personas que te la brindan, que dicen: 'aquí estamos'.
–'Imparables' de todas las edades, sexo y condición.
–No hay prototipo, no. Estamos hablando, por ejemplo, de que tenemos 'súper imparables', nuestros peques. Puede ser desde un niño de un año, adolescentes, personas de 60, 70 años. Al final, el ser 'imparable' simplemente es no detenerte ante una enfermedad tan fuerte como la que hemos vivido o vivimos todavía y seguir adelante asumiendo que, bueno, es lo que nos ha tocado vivir y seguimos caminando.
–Uno de ellos es Manuel García.
–Sí, un ejemplo para todos. Por eso estamos encantados de que esté este domingo a las nueve de la mañana en la plaza de la Constitución de Los Corrales, que nos haya elegido para un reto como este, la marcha '10 kilómetros por la Médula' en Cantabria, algo que quiere hacer en 50 provincias.
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