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Representantes de colectivos e instituciones posan ante la chimenea de 'El Pavón', en Villapresente.
Un nuevo futuro para 'El Pavón'

Un nuevo futuro para 'El Pavón'

Colectivos e instituciones de Reocín se afanan en salvar los restos de la vieja central eléctrica de Villapresente

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Jueves, 1 de enero 1970

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Los restos de la vieja central eléctrica 'El Pavón' de Villapresente, en Reocín, están en peligro de extinción. Una iniciativa vecinal y cultural pretende ahora salvar de la piqueta el edificio y su imponente chimenea de 50 metros. Por ello, y con el respaldo unánime del Ayuntamiento, la Junta Vecinal y otros colectivos han presentado a la Consejería de Cultura una propuesta para proteger este lugar, a través de su declaración como «yacimiento arqueológico industrial y cultural». La propuesta incluye la rehabilitación de los edificios y su futuro uso como museo.

La chimenea de ladrillo rojo de la vieja central eléctrica, construida en un molino harinero de mediados del siglo XIX, es visible desde los cuatro puntos cardinales del municipio de Reocín. Su imponente altura la ha convertido en un punto de referencia que los vecinos de Villapresente no quieren perder porque forma parte de su historia industrial más reciente. Un rumor sobre su posible demolición empujó a los miembros del colectivo 'Villapresente en la Memoria', Francisco González y Santiago Alútiz, a dar a conocer la historia del edificio y su importancia para la zona, como central eléctrica. Enseguida encontraron cómplices en la misión para proteger este espacio, ya que se sumaron otros colectivos como la Asociación Vecinal y Cultural El Centro, la Asociación Deportiva, Cultural y Recreativa de Villapresente, la Junta Vecinal y el propio Ayuntamiento de Reocín.

Hace unos días que se presentó la propuesta a la Consejería de Cultura para proteger lo que ellos consideran «el yacimiento arqueológico e industrial y cultural El Pavón». El propio Ayuntamiento, a través de la Concejalía de Patrimonio, remitió el extenso documento elaborado por 'Villapresente en la memoria' que resume las razones históricas e identitarias que se esgrimen para aprobar su protección como bien inventariado, ya que se trata de un espacio ilustrativo del proceso industrializador de la región.

El conjunto arqueológico está compuesto por una imponente presa sobre el Saja, además de un edificio donde aún se pueden ver las antiguas turbinas instaladas sobre el viejo molino harinero a orillas del Saja (1843) que fue en su primera vida la instalación. Se trata de dos inmuebles, el primero una vivienda de dos plantas, donde vivía la familia del encargado de la central, y una segunda nave posterior que formaría parte del anexo que se hizo -a inicios del XX- para hacer la central térmica, junto a la imponente chimenea existente que convirtió a El Pavón en la primera compañía eléctrica mixta de Cantabria, capaz de hacer llegar la luz a todo el municipio y otros territorios cercanos como Cabezón o Comillas, además de nutrir a los motores instalados en la Mina de Mercadal y las locomotoras que transportaban el mineral.

En la propuesta remitida a Cultura, los firmantes proponen una actuación integral sobre el yacimiento, con dos objetivos fundamentales: por un lado salvar de la piqueta la chimenea «como representante de un proceso industrial pionero en Cantabria a finales del XIX y principios del XX», y por otro lado, rehabilitar los restos del edificio para crear un museo de interpretación.

Razones para salvar El Pavón

Esta semana los colectivos e instituciones que forman parte de la iniciativa explicaban a éste periódico tanto las razones históricas como sentimentales para salvar El Pavón.

El primero de ellos, el propio alcalde del municipio de Reocín y vecino de Villapresente, Pablo Diestro, cuyas raíces familiares dejaron huella en este yacimiento. «Mi bisabuelo fue encargado de la central y aquí nació mi madre y mi tío» explica señalando el edificio. «Para mí es un lugar excepcional, un edificio histórico en Villapresente al borde del río Saja y no podemos dejar que desaparezca», afirma. El regidor recuerda que, hace un par de años, con motivo del inicio de un expediente de ruina, se mantuvo un encuentro con responsables de la empresa Viesgo para trasladarles «nuestro interés en que no se demoliera». Según destaca hubo buena sintonía entre las partes, pero en aquellos momentos la compañía estaba en un proceso de reorganización interna y se aplazó el debate. «Se decidió dejarlo de momento en suspenso y suscitar una nueva reunión que aún tenemos pendiente», indicó. El regidor no ve difícil poder llegar a un acuerdo incluso a una «colaboración pública y privada», que fuera rentable para las partes.

«Es una herencia que vamos a dejar a nuestros hijos y futuras generaciones, para nosotros es algo que no se puede perder», añade Julio Fernández, presidente de la Asociación de Vecinos El Centro de Villapresente, y que se suma a la reivindicación.

«Estamos aquí porque nos da pena que se pierda un eslabón de nuestra historia, esto producía energía limpia», añade Lucas García, representante de la Asociación Cultural, Deportiva y Recreativa de Villapresente. A Lucas le contaron sus mayores que la primera vez que arrancaron la central «daba para encender una bombilla en cada casa de Santillana del Mar».

Para Antonio Pérez, vocal de la Junta Vecinal de Villapresente, la central y su chimenea son un emblema «y no estamos sobrados de símbolos aquí», opina. Por ello cree que hay que defenderlo «sí o sí». Y es que en la memoria colectiva de Villapresente aún está fresco el recuerdo de otro de esos símbolos que desapareció del pueblo, mientras sus piedras se esfumaron con sencillez e impunidad. Son los restos de la antigua torre medieval de Villapresente, que no se protegió y de la que apenas quedan vestigios en pie.

Para Santiago Alútiz, uno de los artífices de la iniciativa - de la Asociación Villapresente en la memoria-hay muchas razones para salvar El Pavón, pero la principal es «identitaria», por lo que «es fundamental declararlo parte del patrimonio arqueológico, industrial y cultural de la región», responde. Para su compañero Francisco González es «muy importante» también la divulgación. «Que el pueblo lo sepa, los antiguos vecinos conocemos el lugar, pero los nuevos no saben lo que es», incide. En ello, en el afán por dar a conocer la historia de Villapresente, llevan años insistiendo, también en reconocer la figura de un visionario y un genio: El médico Diego Manuel de Argumosa, que adquirió el molino harinero en 1854 y vio las posibilidades del mismo para transformarlo en una central eléctrica.

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