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Contra el cáncer, zancadas rosas

La décimo cuarta edición de la Carrera de la Mujer congregó en Bezana a más de 3.400 corredores

Javier Gangoiti

Santander

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Domingo, 6 de octubre 2019, 09:24

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«Para que me entiendas:aunque vaya andando o termine con la lengua fuera del cansancio, voy a dar mi vida por esta carrera». Vicki Conde, de 55 años, encarna a la perfección la filosofía de la Carrera de la Mujer celebrada ayer en Santa Cruz de Bezana. No ha fallado a ninguna de sus catorce ediciones, igual que Loli Collar, de 46 años, su cómplice para convencer a su amiga Ángeles López, de 50. «Que tenemos que ser más solidarios, y punto», zanjaban al final las tres santanderinas, al tiempo que pegaban sus dorsales, reataban cordones y ajustaban por última vez las gafas de sol antes del pistoletazo de salida, que sonó cerca de las seis menos veinte.

La culpa de esos diez minutos de retraso fue la incesante hilera de personas que se aglomeraron junto al Ayuntamiento, cada vez más larga según pasan los años. Ayer, como Vicki, Loli y Ángeles, se pusieron su camiseta rosa más de 3.400 corredores para participar en una prueba solidaria que, más que una competición, ya se ha convertido en una auténtica exhibición de músculo y energía contra el cáncer de mama y a favor de la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama (Amuccam), a la que un año más ha sido destinada la recaudación.

La mayoría tenían en mente a madres, hijas, hermanas, abuelas... Amigas. Por eso tanto Carmen Miguel Zubieta como Natalia Martínez pusieron con gusto el euro que costaba la inscripción. «Es la primera vez que venimos. Es una enfermedad que, por desgracia, coge de cerca a mucha gente y, por eso, hay que colaborar lo máximo posible», coincidieron las jóvenes.

Cuando terminaba la frase pasaban corriendo algunos de los participantes más experimentados, para ir calentando. Otros no. Otros esperaban o hacían tiempo, eso sí, sin pararse quietos, como José Manuel Rivero, que también se estrenaba en la carrera. «A mis 66 años he participado en muchas iniciativas solidarias de este tipo pero, a ésta concretamente, es la primera que vengo», declaraba con una sonrisa, interesado por el buen ambiente que derrochaba el entorno del Ayuntamiento. Niños, bebés, familias enteras y hasta mascotas. Todos exhibieron su distintivo rosa.

Mechones solidarios

Para entonces, José Manuel se había quedado especialmente fascinado por el puesto para donar pelo instalado al lado del Consistorio. En sus sillas, pequeños y mayores esperaban sentados, con una sonrisa, para cortarse la melena y alegrar el duro trance de la enfermedad a algún paciente en alguna parte. Margot Pelayo, de 46 años y de Oruña de Piélagos, lo ha hecho en ediciones anteriores, pero ayer se limitaba a contemplar orgullosa a su hija Gabriela, de sólo diez años, recién peinada y a punto de estrenar un nuevo aire para el otoño.

Entre tanto, su madre consideraba el valor de esta lucha: «Tengo amigos y familiares que lo han padecido, y por eso intentamos venir siempre que podemos». Tras ella, Carmen García, esteticista en la peluquería Llata Carrera y, ayer, colaboradora en esta iniciativa solidaria, sostenía hasta veinte centímetros de cabello castaño, recién cortados a Gabriela. «Esto irá directamente a una organización malagueña llamada Mechones solidarios. Le sentará genial a una niña igual de guapa», sonrió.

La competición es lo de menos o, como diría el alcalde de Bezana, Alberto García, «más que una carrera, es un paseo». El propósito lo tenía igual de claro la presidenta de Amuccam, Toñi Gimón, que insistió en el valor de la prueba pero, sobre todo, en la importancia de «avanzar en la prevención, la investigación de esta enfermedad, en la innovación en los tratamientos y en los medios de detección precoz para elevar los niveles de supervivencia en este tipo de cáncer, actualmente en torno al 90 por ciento».

A escasa media hora del inicio de la prueba, en un Lupa, a unos 200 metros del Consistorio, una anciana se interesaba por la carrera nada más pagar la compra del fin de semana. Algo le quería sonar, pero al ver a más de un conocido vestido de deporte y con un dorsal pegado en la camiseta, preguntó con curiosidad y hasta con cierto mosqueo:

–¿Y ese número qué es, para correr o para andar?

Para luchar y para ganar.

–Pídeme uno, que dejo las cosas y bajo. Si puedes tú, yo de sobra.

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