El nuevo subinspector de Policía de Camargo toma posesión tras un controvertido proceso selectivo

Tomás Ramos era hasta esta semana el jefe de la Policía Local de Reinosa pero hoy ya es subinspector en la de Camargo. Una semana llena de emociones para él, ya que por un lado se despedía entre aplausos de reconocimiento a su labor en la capital campurriana y, a la vez, cerraba un capítulo doloroso en medio de una brillante carrera profesional, como es la de tomar posesión de la plaza por la que ha estado luchando cinco años en los tribunales.

Para entender bien la historia del subinspector Ramos, hay que retrotraerse a las pruebas que convoca el Ayuntamiento de Camargo en 2018 para ocupar la vacante de subinspector. Tras más de un año «estudiando», Ramos se presenta y obtiene la mejor puntuación en la primera fase de las pruebas. No obstante, al llegar al psicotécnico una empresa externa al tribunal le declara «no apto» y ahí empieza su lucha para que le dejen hacer las pruebas físicas, mientras recurre las psicológicas.

¿Y qué decía el psicotécnico? Sentenciaba que el aspirante (Ramos) no estaba capacitado para ejercer ese puesto porque no alcanzaba «el razonamiento verbal y abstracto de la media de la población». Un veredicto al que se agarró entonces el tribunal de la oposición de 2018 para sacarlo del proceso, cuando iba el primero en la lista de aspirantes.

En ese momento empieza una carrera judicial que ha durado un lustro y en la que se le han puesto muchas piedras en el camino por parte de la administración local. Y es que, en este tiempo, Ramos no solo ha tenido que demostrar que es «apto» en los tribunales sino que ha visto cómo el Ayuntamiento tomaba parte en la injusticia cometida contra él recurriendo todo lo que ganaba.

El asunto quedó juzgado por varias salas hasta llegar a la máxima instancia y todas ellas –menos una, la inicial– tildaron de «inverosimil y arbitraria» aquella valoración del test psicotécnico ya que el agente cuenta con un expediente brillante. Y es que Ramos no solo había superado dos oposiciones con las máximas calificaciones, sino que tiene una licenciatura, una diplomatura, un máster para ejercer de profesor, cursos de comunicación y un largo etcétera de títulos.

No ha sido hasta hace poco más de un mes cuando el subinspector ha conseguido que le dejen hacer las pruebas físicas, no sin afrontar más dificultades –ya que hubo que reclamar de nuevo al juzgado la ejecución de sentencia–. El 19 de diciembre (con un temporal de viento con rachas de 120 kilómetros por hora que le dificulta mucho la ejecución de las pruebas) le examinan. En ese momento, hay un nuevo tribunal que se hace cargo de valorarlo (no son los mismos que en 2018). Ramos, que es cinco años mayor que el momento en el que los otros dos aspirantes hacen la última fase de la oposición, y aún con el viento en contra, consigue las mejores marcas, lo que significa que había que cesar al que ocupaba su plaza.

Según su relato, ahí empieza otra serie de impedimentos burocráticos. Se le llega a decir que tiene que entrar como subinspector en prácticas «cuando tengo el mismo curso que la persona que ocupaba mi plaza» y ha de recorrer varias administraciones hasta que desisten en exigírselo. Así, la toma de posesión se dilata más de un mes hasta este miércoles que tomó posesión del cargo.

No para ahí la sucesión de 'errores' del anterior tribunal, ya que se detecta que el otro aspirante a la plaza cuenta con una valoración al alza de sus resultados a las físicas de 2018 que hay que corregir, y así se ha hecho. A pesar de la ristra de 'equivocaciones' de bulto y los autos de los distintos tribunales, en todo este tiempo, la respuesta del edil de Policía de Camargo, Íñigo Gómez, a por qué no se admitió el recurso de Ramos o se le permitió hacer cautelarmente las pruebas físicas en 2018, ha sido que «no creímos que el proceso selectivo estuviera mal hecho». El concejal recordaba que había un recurso en marcha, el de la persona que se ha cesado, y no descartaba que se pidiese una indemnización.

«Estoy muy cansado pero satisfecho», resumía Ramos tras la toma de posesión. «Han sido muchos años para demostrar la injusticia», refleja. Un proceso en el que ha sufrido hasta el último momento cuando el Consistorio decidía «no acatar» de inmediato la sentencia. «Finalmente llegaron las pruebas físicas y las pude superar en las condiciones en las que las he hecho», relataba ya que, a pesar del temporal, no se suspendió la prueba. «Han sido años de denuncias y daños morales», explica, mientras que su abogado estudia ya pedir una reparación por el daño causado.