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Aguayo, «el pueblo más rico de Europa»
El municipio, que gracias a la central hidroeléctrica ya goza de más servicios y ayudas que sus vecinos, ingresará 25 millones por las obras de ampliación | El alcalde reconoce que no saben qué hacer con tal cantidad de dinero y busca, con ayuda del Gobierno central, proyectos que atraigan población
Aunque quizás no todos los cántabros sepan ubicar perfectamente en el mapa a San Miguel de Aguayo, es mucho más probable que conozcan ... que allí está el embalse del Alsa y la central hidroeléctrica de Repsol –la multinacional es la propietaria desde la absorción de Viesgo–, que genera importantes ingresos económicos a las arcas municipales. Con solo 154 vecinos, este municipio ubicado a 830 metros de altura y rodeado de montes es el tercero más pequeño de Cantabria. Sin embargo, cuenta con un presupuesto anual de 1,1 millones de euros, a la altura de ayuntamientos con una población diez veces superior como Santiurde de Toranzo.
El canon anual por la producción de electricidad asciende a 800.000 euros y permite al Consistorio desarrollar programas y poner en marcha servicios que son la envidia del resto de localidades de la comarca. Además de un nivel de impuestos inferior a la media, San Miguel de Aguayo cuenta con subvenciones para los estudiantes, clases particulares y de inglés para los escolares y un servicio de taxi que todos los lunes –el día de mercado en Reinosa– lleva a los vecinos mayores que ya no conducen a la capital campurriana para que puedan hacer los recados. Todo gratis. Los censados no pagan por la leña que reciben ya cortada en sus casas, las fiestas tienen un programa mucho más extenso que pueblos similares, los caminos forestales están en perfecto estado de revista, cuando ha habido demanda se ha abierto una ludoteca...
«Aquí no necesitamos dinero, necesitamos salud. Vivimos muy bien con lo que ya llega al Ayuntamiento. Da para gastar suficiente y hasta para tener algún capricho», responde Carmen Fernández, la responsable del único bar del pueblo y que, «como el 95%» de los vecinos, está en contra de la instalación de aerogeneradores en el municipio. Antes de preguntarle por el proyecto del parque eólico de El Escudo, que empezará a construirse en una semana en Luena, Molledo y Campoo de Yuso, pero por ahora no en Aguayo porque el Consistorio se ha negado, ella deja claro que allí no lo quieren:«Tenemos un paraíso y lo quieren destruir».
Las cifras
1,1 millones
es el presupuesto anual del Aguayo, similar al de municipios diez veces mayores
800.000 euros
es el canon anual que recibe Aguayo por la central. Serán 5 millones tras la ampliación.
No necesitarán más dinero, pero lo van a recibir. No por la instalación de molinos, que por el momento han conseguido frenar, sino por la obra de ampliación de la central hidroeléctrica, que al contrario que la iniciativa empresarial de Iberdrola no genera ningún rechazo en el pueblo. Quizás porque la actuación dejará entre 25 y 30 millones de euros en la localidad en forma de licencia de obra, el 4,2% de la inversión anunciada por Repsol. Si lo repartieran entre cada uno de los censados, tocaría a repartir 170.000 euros por vecino. Una inyección económica impresionante a la que se sumará también el aumento del canon anual, que pasará de los 800.000 euros actuales a cerca de 5 millones.
«Vamos a pasar de ser el pueblo más rico de España a ser el pueblo más rico de Europa», brome su alcalde, Eduardo Gutiérrez, que reconoce que será imposible gastarlo. El regidor socialista, que no descarta contratar una consultora para que diseñe un plan de acción con iniciativas concretas, lleva tiempo dándole vueltas al asunto y cuenta que ha estado en varios ministerios en Madrid para exponer la situación. En busca de proyectos. El dinero lo pone Aguayo, pero hacen falta ideas e iniciativas empresariales que «generen empleo y sirvan para fijar población». Otra opción –compatible con la anterior, ¡será por dinero!– es la creación de ayudas para quien quiera restaurar una casa y quedarse a vivir.
Las claves
Posibles usos del dinero
El regidor valora crear ayudas a la rehabilitación de casas para quien se quede a vivir en el pueblo
Despoblación
Aunque el pueblo tiene 154 censados, no son más de 90 personas las que viven allí todo el año
Porque Aguayo se diferencia del resto de municipios rurales de Cantabria en sus ingresos, pero coincide en el problema de la despoblación. Ayer, a eso de las 11.30 horas, las únicas personas que estaban en la calle en cualquiera de los tres núcleos que forman el municipio (San Miguel, Santa María y Santa Olalla) eran los nueve operarios municipales. Nueve personas –sin contar los que se incorporarán a partir de verano con la orden de Corporaciones Locales del Gobierno regional– en un pueblo con solo 154 censados. «En realidad aquí vivimos 80 o 90 personas y la mayoría son jubilados. No hay paro y el que quiere trabajar, trabaja». Lo dice Jorge García, uno de esos empleados que se encargan de la limpieza, del mantenimiento de los parques o de reparar fugas. Hay medios para contratar personal y para comprar material:dos tractores grandes, una cuña, una barredora que pasan los viernes...
«Ahora sí que se nota mejoría en la limpieza. Este año han metido gente, pero ha habido años con dos operarios solo y estaba muy dejado para lo ricos que dicen que somos. Si se presume de dinero, hay que presumir de pueblo también», valora Francisco García, que, como todos los vecinos, en diciembre recibió una generosa cesta de Navidad del Ayuntamiento. «Con jamón incluido», destaca. Antes se hacían viajes con todos los gastos pagados, pero se sustituyó por ese obsequio.
Nieves Conde solo se subió una vez al autobús en aquellas excursiones para visitar Portugal. «Estaba muy bien, sobre todo para la gente mayor que si no es así no sale de casa, pero donde más se ve el dinero y más se agradece es en esto», dice señalando a Tania Saiz, otra de las operarias. Empleo. Afirma que esas contrataciones municipales –todos de menos de 40 años y la mitad mujeres– han servido para que vinieran o se quedaran «no muchos, pero sí algún joven» y coincide con el alcalde en que lo que hace falta es trabajo y que cualquier idea para usar esos 25 millones tiene que ir encaminada a crear empleo. «Aquí ahora hay ganadería o nada. Antes se iba a Reinosa, pero ahora tampoco está la cosa muy boyante», concluye.
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