Las oficinas de atención por las inundaciones han recibido ya a más de 800 afectados
La apertura ayer de un nuevo lugar de asistencia a las víctimas en Matamorosa se ha sumado al de Reinosa por la creciente demanda de ayudas
En los escalones que ascienden a la segunda planta del Ayuntamiento de Reinosa, donde el pasado viernes se habilitó la oficina de Atención a los afectados por la riada del río Híjar, hay restos de barro. Lo han traído en las botas los cerca de 750 afectados por las inundaciones que en estos tres días han pasado por allí para buscar soluciones a un problema que ahora ven con la resaca de la emoción, pasado el estado de shock tras la catástrofe ocurrida en la madrugada del pasado viernes.
«Es muy complicado recibir a cierta gente que está muy afectada... Es que los hay que lo han perdido todo», lamenta Marisa Serrano, una de las dos técnicos que atienden a los que han visto su coche cubierto de agua, o su garaje anegado, incluso a los que aún no pueden acceder a su hogar porque sobre el suelo se levanta un metro de barro. «Hay gente que viene, visualiza todo lo que ha pasado y se derrumba», agrega la funcionaria.
LAS CIFRAS
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500 llamadas recibieron los servicios sociales de emergencias.
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intervenciones realizaron los servicios de emergencias 44
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44 expedientes se han abierto por inundación de bajos y garajes 59
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59 informes corresponden a viviendas y locales comerciales anegados 8
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8 expedientes atienden al riesgo de personas dependientes.
Desde que se abrieran las puertas de la oficina en la mañana del viernes las trabajadoras no han dado abasto. De ahí que ayer se habilitara una segunda oficina en el Ayuntamiento de Campoo de Enmedio, en Matamorosa, donde cuatro técnicas del consistorio tramitaron sólo en la jornada cerca de 50 expedientes de afectados. «Hemos tenido que abrir ante la demanda que había de gente», cuenta una de ellas.
El bullicio era en sendas oficinas lo que llenaba una atmósfera de inquietud calmada. La de quienes se acercaban sin los nervios del primer día. Con la serenidad de quien ya ha hecho evaluación de daños y busca que se les compense, de alguna manera, por todo lo que han perdido. «Quien más y quien menos ya ha calculado el dinero que se ha ido con la riada. Son daños en electrodomésticos, en ropa perdida, en enseres de todo tipo», narran las funcionarias.
«Necesitábamos la oficina de atención de Matamorosa porque aquí hay muchas víctimas».
José Domingo de Celis, Damnificado
«Lo que sí estamos notando es que todo el mundo llega con resignación. Viene de buen talante. Supongo que porque en el fondo piensan que ha sido algo fortuito y que nadie lo vio venir. Y que ahora sólo queda buscar soluciones», confirma Marisa Serrano en la oficina de Reinosa.
El Gobierno regional resumió ayer en cifras el desastre. En todo este tiempo se han atendido cerca de 500 llamadas de emergencia y se han realizado unas 200 intervenciones en el Centro 112. Más de 300 efectivos han participado en las labores de limpieza, que ayer aún continuaban sobre todo con el transporte de enseres echados a perder al vertedero improvisado en el polígono industrial de La Vega. Además, en total, se retiraron 200 vehículos arrastrados por la riada.
Centenares de expedientes
En conjunto, se han formalizado hasta el momento 44 expedientes por inundación de bajos y garajes, 59 en viviendas y locales comerciales, 8 se formalizaron por riesgo manifiesto para personas mayores e impedidas, 57 por desbordamiento de ríos con vehículos desplazados y averías en el suministro eléctrico. Llegó a haber 70 personas confinadas y cuatro han pasado varias noches en el albergue del Hotel Vejo ante la imposibilidad de regresar a sus hogares.
Otros, como Raimundo Arozamena, han preferido buscar una alternativa por sus propios medios. Con la mirada perdida en el horizonte, como si estuviera revisando en su cabeza una y otra vez las imágenes de la riada, aguardaba ayer en la Residencia de Ancianos San Francisco a que le dieran el desayuno gratuito. Su mujer, a su lado, con los ojos vidriosos, no tenía fuerzas ni para hablar. «Esto son cosas que pasan y no hay que darle más vueltas. Lo que hay que hacer es pensar en soluciones». Su casa está en uno de los primeros portales de la calle Duque y Merino, una de las más afectadas por las inundaciones.
«Ojalá todas las ayudas se tramiten bien y todo sea ágil porque hay mucha gente que está mal».
Mario González, Damnificado
«Está todo echado a perder. El agua y el barro entraron por la puerta de la entrada y salieron por la ventana del salón. No hemos podido salvar casi nada, y obviamente no podemos regresar; pero hay que asumirlo y reaccionar. Lo hemos perdido todo y por eso hoy hemos venido a desayunar gratis a la Residencia San Francisco», confiesa con una entereza que más parece una coraza con la que llevar lo sucedido. Unos amigos les ayudan estos días a buscar un piso de alquiler.
Su caso es muy parecido al de José Diego de Celis, vecino del portal número 10 de la calle Casimiro Sáinz, en Matamorosa. «Ya no tengo casa, puede decirse», sentencia, rotundo, frente al cristal donde espera su turno para reclamar una ayuda en la oficina recién abierta en el Ayuntamiento de Campoo de Enmedio. «Vivo en un bajo, muy cerca del río, y lo ha arrasado el agua. Hay barro para llenar una piscina y no puedo ni pasar. Yo me he realojado en casa de mi abuela pero todavía tengo un perro al que tengo que encontrar un lugar hasta que vea qué hago con mi vida, pero que hayan puesto una oficina de atención aquí es muy bueno porque hay muchas víctimas», explica. Mucha gente humilde habita los barrios más afectados por el desbordamiento del río. Ellos, sin nada a lo que asirse, viven ahora en la más dura incertidumbre.
«Hemos venido a desayunar gratis a la residencia San Francisco porque no tenemos nada».
Raimundo Arozamena, Damnificado
Lo sabe bien Mario González, miembro de los servicios de emergencias y también afectado: «Yo he tenido la suerte de que sólo he padecido por un garaje pero hay mucha gente que está sufriendo mucho». Hay dos vías para pedirlas y ambas son ante organismos del Estado; por un lado el Consorcio de Compensación de Seguros, y por otro, la Delegación de Gobierno, donde hay que presentar las valoraciones de daños en viviendas y vehículos particulares, así como los gastos de los ayuntamientos a la hora de actuar en la emergencia.
«Necesitamos que el sistema de ayudas funcione bien y que sea rápido porque todo el tiempo que pase es tiempo que mucha gente va a sufrir porque además hay quien no tiene recursos para hacer frente a esto», apunta González.
Puede que no puedan pagar un alquiler, una habitación de hotel... Quien no tiene para otro coche con el que ir todos los días al trabajo... Cada cual tiene una historia, un padecimiento. Uno a uno fueron entrando ayer en las oficinas de atención a los afectados. «A veces lo más importante es que se sientan escuchados. Necesitan desahogarse, contar lo que sienten y lo que han perdido con sus casas anegadas», cuenta la funcionaria Marisa Serrano. Bajo el barro hay quien tiene enterrados los recuerdos de toda una vida. «Muchas veces estamos atendiendo a la gente como si fuésemos psicólogas y espero que lo estemos haciendo bien porque esto es muy duro».