Una Feria de La Hoya sin carbón
El Museo Etnográfico de Villaverde recuerda la fiesta aplazada por la pandemia
Los jardines del Museo Etnográfico de Valle de Villaverde se quedan un año más sin la vistosa montaña de madera y helechos que recuerda ... la forma de vida y las labores de los vecinos carboneros del enclave cántabro. El último fin de semana de julio de cada año, el centro neurálgico del municipio acoge la Feria de La Hoya. A estas alturas, los organizadores de la fiesta estarían ultimando los detalles para que lugareños y visitantes observasen el arte de hacer carbón vegetal como lo hacían antaño los de Villaverde en el Monte Tejea; estarían contratando la música, pensando en el mercado tradicional en el frontón de La Matanza y preparando lo propio para la feria de ganado y la degustación del novillo asado, pero, el covid hará por segundo año consecutivo que en la Feria de la Hoya no humee el carbón. Sin embargo, con la reciente reapertura del Etnográfico, los curiosos y nostálgicos pueden conocer y recordar el proceso de elaboración del carbón vegetal, gracias a la exposición permanente que se encuentra en la sala principal del museo.
«Hay una representación de la hoya para producir carbón. Está compuesta por madera de encina y roble. Se pone vegetación encima, que en esta zona suelen ser helechos, y en la última capa se coloca parte del carbón generado en la hoya del año anterior», explica la técnico en Turismo Make Ben, quien se ha reincorporado al museo el pasado 1 de julio, día de la reapertura del centro. «Estaremos hasta la última semana de septiembre y, de momento, estamos teniendo bastantes visitas. A la gente le llama la atención la hoya; preguntan y se fijan en los paneles explicativos. Les parece muy curioso», señala.
El museo alberga una muestra permanente sobre la elaboración de la hoya carbonera
EXPOSICIÓN
Si se va hacia la zona de Tejea por la orilla del río, se nota dónde se hacían las hoyas antiguamente
HISTORIA
En la misma sala, los visitantes pueden hacerse una idea de la forma de vida del carbonero gracias a la representación de una tienda elaborada con madera y vegetación, un refugio que también se recrea en el exterior durante la Feria de la Hoya, junto a la montaña humeante. «La tienda hacía una función muy importante, pues el carbonero tenía que controlar la hoya en todo momento, durante más de veinte días», cuenta Make. A su lado, Charo Álvarez, auxiliar del museo y vecina de Villaverde desde hace más de dos décadas, añade que los carboneros iban a Monte Tejea y pasaban allí una temporada. «Tenían que cortar la madera, seleccionarla... si vas hacia la zona de Tejea por la orilla del río todavía se nota dónde se hacían las hoyas antiguamente. En Villaverde había ferrerías y producían el carbón para éstas y también para vender», detalla.
El renacer
Por su parte, Javier Pérez, colaborador de la feria y anterior alcalde del municipio, explica que hace unos cinco años hubo un parón en la fiesta, pero que ya iba «cogiendo tirón». «Cada año fue a más en cuanto a público y actividades. La hostelería del pueblo lo tiene que notar, porque son tres días al año. No poder disfrutar de la fiesta da pena, pero merece sacrificar este tipo de eventos para proteger la salud», concluye.
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