Los hábitats del oso pardo y del urogallo afectados tardarán hasta quince años en recuperarse
El hábitat de especies del entorno de Picos de Europa en peligro de extinción como el oso pardo o el urogallo necesitan «entre siete ... y quince años» para recomponerse de incendios como los que estos días han causado estragos en esta zona, la mayor reserva de estos animales en el país. Expertos como el biólogo Carlos Nores señalan que el oso pardo tiene «cierta capacidad de huida en este tipo de situaciones», por lo que los estragos en su población están relacionados no tanto con sus muertes, sino con la pérdida del ecosistema en el que encuentran los recursos necesarios para subsistir.
Así mismo, desde el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas), su portavoz, Roberto Hartasánchez indica que pasarán «muchos años» hasta que las especies productoras de frutos, como las encinas, los cerezos o los robles vuelvan a ser «refugio de alimento» en las zonas afectadas.
Nores subraya la pérdida de población en micromamíferos, como ratones o musarañas, que «mueren achicharrados» al no poder escapar y que tendrán además problemas para recolonizar esas áreas, si bien considera que la especie más afectada puede ser la del urogallo. El caso de este ave es «complicado», explica, ya que ni siquiera las experiencias puestas en práctica en todo Europa, y en particular en la Cordillera Cantábrica, han tenido el «éxito esperado».
Una voz más, en este caso procedente de Asturias, es el de la Coordinadora Ecologista, que plantea la necesidad de recuperar los acotamientos para que «nadie se beneficie de quemar el monte».
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