Cabezón de la Sal reivindica la raza autóctona en la Olimpiada del Tudanco

El soniquete de los campanos volvió a marcar este sábado el ritmo del desfile de poco más de novecientas vacas tudancas de treinta ganaderías distintas pastoreadas por el casco urbano de Cabezón de la Sal. Una fiesta que reivindica la raza autóctona y una llamada de atención para la conservación de la cabaña cántabra. Una «pasá» que fue multitudinaria para celebrar la cuarenta edición de la Olimpiada del Tudanco y que tuvo momentos emocionantes como los que se vivieron durante el homenaje póstumo al ganadero de Carrejo, Camilo Herrero, en la fiesta organizada por la Asociación Nacional de Criadores de Vaca Tudanca.

Desde el ferial de Ontoria hasta Cabezón de la Sal, las vacas tudancas fueron las protagonistas de la jornada y del espectacular y vistoso desfile que se vivió por la tarde durante la celebración de la tradicional pasá por el centro de la villa. Desde primera hora de la mañana el éxito de esta nueva edición, la número cuarenta de la llamada Olimpiada del Tudanco, estaba asegurada, no sólo por las treinta ganaderías participantes –en su mayor parte de Mazcuerras, Cabezón, La Revilla (San Vicente) o Treceño– sino porque el buen tiempo favoreció la asistencia al desfile.

A mediodía se celebró con gran éxito la entrega de premios de la décimo cuarta edición del Concurso Nacional de Ganado Vacuno Autóctono de la raza Tudanca. De entre el casi millar de animales presentes en la fiesta se pudieron ver selectos ejemplares tanto en recría como en adultos (vacas y toros) para el deleite de los presentes.

Si vistosa resultó la entrega de galardones con la gente arremolinada frente al templete, mucho más emotivo fue el momento en el que el colectivo rindió homenaje póstumo al ganadero de Carrejo Camilo Herrero, fallecido el pasado junio, y que dedicó gran parte de su vida a sus dos amores: su familia y sus tudancas. Los aplausos se mezclaron con las lágrimas en la entrega de obsequios a la familia y el descubrimiento de un monolito que refleja la implicación de este ganadero con la fiesta y al que se recordó con la siguiente inscripción: «Mirando hacia Carrejo, entre campanos y peñas, soy feliz con mis tudancas aquí en Brañalaspiezas». Su cabaña también fue premiada y participó en el desfile guiada por sus hijos Jesús y Luis, que prometieron transmitir a las siguientes generaciones la importancia de «conservar las tradiciones», un valor que les inculcó su padre.

Para los ganaderos, presentar sus animales a concursar supone un sacrificio, ya que dos o tres días antes tienen que preparar el ganado reuniendo a la cabaña y limpiando hasta las pezuñas para llevarlo desde primeras horas hasta Ontoria, lugar del escenario y permanecer allí hasta las cuatro de la tarde, hora de la 'pasá'. «Los ganaderos no acuden con sus vacas por las dietas o premios que reciben», explican desde el colectivo de la raza tudanca. Su presidente y alcalde de Valdáliga, Lorenzo González, insistía ayer en que el colectivo acude con gusto «llevados de una gran vocación y afición a esta raza autóctona».

En la entrega de premios y la organización de la fiesta estuvo muy implicado el Ayuntamiento de Cabezón de la Sal, representado por su alcalde, Víctor Reinoso, y también se contó con el patrocinio de la Consejería de Desarrollo Rural, cuyo titular, Guillermo Blanco, tampoco se quiso perder el espectáculo tudanco.