Cultura repondrá la cubierta de la ermita del Cintul en Mazcuerras tras su restauración
La estructura ha sido consolidada por voluntarios gracias a donaciones. Ahora se realizará la segunda fase, que se espera esté finalizada en noviembre
La ermita del Cintul en Mazcuerras no es exactamente una iglesia más; el monumento que encaja en la transición entre el siglo XIV y el ... XV es pequeño, «conserva alguna ventana germinada con dos arcos en una sola pieza y la bóveda del altar es entera de piedra, algo inusual en Cantabria». Se cree que alrededor de esta joya del Románico hubo en su día una ferrería e incluso un poblado, pero tan solo el templo queda en pié. Se sostiene gracias al trabajo de un grupo de voluntarios que el año pasado puso en marcha un proyecto de micromecenazgo para sufragar una primera parte de las obras con las que revertir el futuro trágico que vaticinaba el mal estado de la construcción.
«Lo primero que hicimos fue limpiar y afianzar los muros, los canecillos y las losas de remate», explica Fernando Vega, el arquitecto técnico que dirigió la parte inicial de la obra. Ha sido una labor en conjunto, «porque un vecino ponía el cemento, otro la mano de obra y el que podía, aportaba dinero». En total, lograron recaudar unos 4.000 euros para salvar la iglesia. Les costó esfuerzo, tiempo y sudor «literalmente», pero ahí está la ermita esperando una segunda intervención que dará comienzo «de forma inminente», asegura a su vez el arquitecto Eduardo Álvarez, encargado de diseñar la parte del plan que dará por zanjada la actuación y que consistirá fundamentalmente, en dotar al conjunto de una cubierta –la ermita no tiene tejado–.
Esta vez el coste de los trabajos asciende a 48.000 euros y correrán a cargo de la Consejería de Cultura. «El objetivo ahora es cubrir la nave, que permanece a la intemperie», sin techumbre. También habría que restaurar el suelo, «porque en su momento fue empleada como cuadra y aún conserva la recogida de estiércol en el centro», apunta Álvarez. Antes de operar en la superficie, eso sí, «sería necesario realizar una tarea arqueológica».
Lo que se hará a continuación consistirá en «consolidar muros, limpiar y eliminar el verdín y construir una cubierta de teja, lo más respetuosa posible con el entorno». A la vez, «vamos a introducir dos lucernarios o bandas acristaladas para que entre luz natural». El arquitecto no descarta que el edificio pueda ser empleado en un futuro para albergar obras de arte, ya que es en Mazcuerras donde se celebra cada verano el Festival de Arte en el Pueblo, Aselart. La iglesia está desacralizada.
Otro aspecto a mejorar es el acceso a la ermita. «Para llegar hay que atravesar el río Pulero», una tarea poco sencilla. «Se ha solicitado autorización a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) para construir una pasarela que facilite el acceso». En cuanto a los plazos que se manejan, «la idea es que la obra esté ejecutada para el mes de noviembre, porque no llevará mucho tiempo».
La salvaguarda de este bien ha sido posible gracias a la buena coordinación entre administraciones y el trabajo desinteresado de voluntarios preocupados por la conservación del patrimonio. El deterioro de la ermita era tal que la Asociación Hispania Nostra la incluyó en la Lista Roja de Patrimonio, lo que sirvió de detonante para que el Obispado cediera ante la presión ciudadana y aprobase la cesión del edificio al Ayuntamiento durante un periodo de siete años. A partir de ahí, empezó la búsqueda de financiación.
Finalmente, se involucraron todo tipo de entidades públicas y privadas relacionadas con el entorno. Desde el Ayuntamiento, hasta las juntas vecinales de Cos y Mazcuerras, pasando por Aselart, la Asociación la Hérmida y particulares que invierten su dinero y su tiempo en este tipo de causas. Gracias a ellos, la ermita del Cintul seguirá contando una historia «por al menos cien años más», pronostica el arquitecto con orgullo.
«Es un caso particular por su forma y su ejecución»
«Pertenece al siglo XIV y ha sido ejecutada de forma muy pulcra; apenas contiene ornamentos y destaca la forma de los sillares y la limpieza de los remates de piedra», detalla el arquitecto Eduardo Álvarez a la hora de describir los atributos que hacen especial la iglesia del Cintul. Además, se ha mantenido bastante íntegra y resulta curiosa para la época a la que pertenece. Salvarla significa conservar otra seña de identidad del patrimonio monumental de Cantabria.
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