Los problemas de las Escuelas de Terán dificultan la creación de un centro de investigación gastronómica
Cabuérniga ·
A pesar de las reiteradas advertencias del estado ruinoso del edificio, no se han tomado las medidas que puedan abrir la puerta a un proyecto de alta cocinaEl progresivo deterioro de las 'viejas' Escuelas de Terán, un edificio de interés arquitectónico por ser uno de los mejores ejemplos del arte de ... estilo neoclásico en la región, puede frustrar la posibilidad de que el valle de Cabuérniga albergue un centro de investigación y de alta cocina que se ha planteado por sus promotores simultáneamente como una tabla de salvación para el inmueble y como una gran oportunidad de desarrollo rural para la comarca.
Los defensores del proyecto, vinculados a la plataforma de defensa de las Antiguas Escuelas de Terán, que se constituyó en 2014, han reclamado a las administraciones y al propietario que adopten las medidas oportunas para salvar el edificio, al tiempo que han dado los primeros pasos para que pudiera arbitrarse una colaboración público-privada para desarrollar el proyecto.
Las Escuelas de Terán fueron protegidas legalmente en 2001 cuando fueron declaradas Bien Inventariado, una de las figuras que contempla la citada Ley regional de Patrimonio Cultural. La denominada en su momento 'Escuela Central' se levantó entre 1866 y 1867 con fondos municipales y proyecto de 1864 del arquitecto Mariano Pueyo Puyol, aunque no fue hasta 1879 cuando empezó a funcionar, prolongándose su actividad hasta finales de los años cincuenta del siglo pasado. Posteriormente fue dedicado a biblioteca o cine.
En 1986 el Ayuntamiento de Cabuérniga se desprendió del edificio, que adquirió por 32.000 euros un particular, José María Pérez Reigadas, quien posiblemente apreció más la piedra de sillería y mampostería, así como el pórtico de acceso, con frontón ornamental en paño macizo sobre dos pilastras y dos columnas y campanario, que el conjunto arquitectónico.
Actualizar el 'código genético'
Con el objetivo de proponer un proyecto sostenible en el que se acompasen las medidas de estricta conservación del patrimonio con otras de su puesta en valor y aclaración del uso posible, un grupo de personas implicadas en la defensa de las Escuelas y del desarrollo del valle formulan una propuesta que, «siendo respetuosa con el entorno, podría generar un gran valor al patrimonio, crear empleo y desarrollo de la comarca y, quizás lo que es más importante, actualizar el 'código genético' de la antiguas escuelas a un uso que en el siglo XXI suponga lo que en 1864 se pretendió al edificarlas».
La propuesta que se formula pretende constituir en las antiguas Escuelas de Terán un centro de investigación e innovación sobre la cocina y gastronomía cántabras. «No se trata por lo tanto de un centro docente al uso, con titulaciones académicas, ni ha de confundirse con otras escuelas profesionales de hostelería que están formando en Cantabria excelentes profesionales», expresa el proyecto. Tres serían los pilares de dicho centro: la investigación sobre los alimentos (características, propiedades organolépticas): visión nutricionista vinculada a instituciones públicas relevantes (como la Odeca) en la consecución de nuevas denominaciones de origen o sellos de calidad o la universidad. En segundo lugar, la investigación sobre los mercados (quién produce, cómo produce, cómo mejorar, estudios de opinión o de imagen o publicaciones). Y, en tercer lugar, los cocineros como 'recurso': la puesta en escena (plasmación en la práctica de la investigación del primer pilar): visión de marketing.
Se trata desde crear «la UIMP de la gastronomía cántabra», volcada durante los meses de verano en actividades de divulgación o más mediáticas (clases magistrales, concursos, proyecciones, encuentros o ciclos gastronómicos, trabajo con los restaurantes de la zona en jornadas de productos cántabros), vinculado a Cantur y restauradores de prestigio de la región.
Se estima que la rehabilitación y dotación del edificio podría estar entre 1,5 y 2 millones de euros.
La protección del inmueble y el papel de la Administración
A la catalogación de las Escuelas de Terán como Bien Inventariado en 2001 se sumó la declaración de la villa de Terán como Bien de Interés Local con la categoría de conjunto histórico (2004), medidas que abortaron de raíz cualquier posibilidad de desmantelar o de trasladar el inmueble.
No obstante, la propiedad no ha puesto remedio al progresivo deterioro del edificio;el Ayuntamiento de Cabuérniga esgrime que no puede adquirirlo por su elevado coste y aduce en su defensa que «ya ha requerido» al propietario la ejecución de las obras necesarias; la oposición municipal clama para que se tomen medidas y que el propietario «venda, ceda, repare o adopte alguna medida»;la Consejería de Cultura ha exigido al propietario que realice obras de mantenimiento;Podemos ha presentado en el Parlamento una proposición no de ley para que el Gobierno actúe; la asociación Hispania Nostra ha situado a este edificio en la Lista Roja; y se ha creado una plataforma para la defensa de las Escuelas. Finalmente, el propietario negó –en 2015– haber recibido cualquier apercibimiento por parte de las administraciones. Pasan los años y todo sigue igual. O peor.
La legislación define las competencias y obligaciones de las administraciones. El artículo 45 de la Ley de Patrimonio Cultural de Cantabria contempla que la Consejería de Cultura y las corporaciones locales «podrán ejecutar subsidiariamente» medidas de protección. También expresa la posibilidad de expropiar un bien integrante del Patrimonio Cultural en caso de incumplirse los deberes de conservación. Por último, el artículo 67 también otorga responsabilidad a los ayuntamientos en materia de conservación.
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