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El momento del chupinazo con explosión de confeti.

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El momento del chupinazo con explosión de confeti. Alberto Aja

Las peñas de San Antonio encienden Renedo

Piélagos ha celebrado este miércoles el chupinazo de las fiestas con la alegría contagiosa de los vecinos y el alcalde, que animó al público a disfrutar del programa

Miércoles, 11 de junio 2025, 21:53

La música trotando por 1.700 cuerpos, ambiente a muerte, peña Sin Plan B, peña Perdiendo el Norte, peña Sin Ofensas, peña Canastos Nefastos, peña Reyes del Corral. Y así hasta 59. Las fiestas de San Antonio en Renedo de Piélagos se viven, se respiran, retumban en las suelas del alma. Quedó claro este miércoles, un año más, con el chupinazo del inicio de los festejos que tuvo lugar en el Ayuntamiento de Piélagos, con el alcalde, Carlos Caramés, en el balcón, y cientos de peñistas fieles frente a él. Fieles a la fiesta. La que corre por sus venas. Y les hace bailar, celebrar, brindar y olvidar. A lo grandísimo.

Quien haya estado este miércoles a las ocho de la tarde en el Ayuntamiento de Renedo lo vio. Sintió el arraigo de pertenencia a un lugar, a un suelo y a una tierra, que se celebró, con júbilo, jolgorio y un pueblo entregado, afónico de devoción. Todo, en la primera persona del plural, «nosotros», decía el alcalde, desde el balcón, porque no hay identidad que no sea compartida. De todos.

«No tenéis ni un año de vida y ya os hacéis notar como si lleváseis toda la vida animando el cotarro», les gritó el regidor, contento, contagiado de alegría. No se podía no estarlo. «La vida es esto», señaló: «Compartir la alegría». Dijo Caramés que Piélagos tiene «alma y es acogedor» y las banderas de las peñas ondearon a su son. «Ya no hay quien nos pare», decía y el público respondía con un «oleeee». Y les dio las gracias el alcalde,«gracias por hacer de las fiesta algo tan vuestro», les dijo. «Tenéis una responsabilidad muy grande –recordó al numerosísimo público–: «Repartir alegría y hacer que nuestros abuelos y abuelas sonrían como cuando eran ellos los que animaban el cotarro». Y otro «oleee». Y de paso, Caramés le pidió un deseo a San Antonio: «El 0-1 del Rácing frente al Mirandés». Y le respondieron. «Que bote, que bote, que bote Caramés».

Las peñas pusieron la nota de color y animación al arranque de las fiestas.
La peña Sin plan B, que hace referencia a un bar que se llamaba el Plan B en Renedo.

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Y así, explosionó el chupinazo, entre colores –blancos y verdes por cierto– y la Potra Salvaje sonando a toda mecha. Nadie podía parar. La emoción se te pegaba. No hubo pirotecnia para hacer un inicio de fiestas inclusivo. Ni falta que hacía. Los fuegos artificiales no son nada al lado de los vecinos de Renedo. Que se lo digan a Raquel Pérez, que estaba entre los peñistas. «Desde las cinco de la tarde llevamos». Había niños, niñas, jóvenes, adultos, mayores, menores y todos, todos, iban de colores. «Esta fiesta marca el inicio del verano», insistía Raquel, de la peña El Plan b, que es un bar del pueblo que cerró hace años. Las cervezas iban en carros. Allí estaba Javi Arce, que había hecho un carro con pladur, madera y ruedas de plástico. Porque imaginación y entrega, mucha. Muchísima. Daban ganas de quedarse a vivir. La fiesta siguió expandiéndose por las calles toda la noche. Hubo desfile de peñas, con batucada y charanga de la escuela municipal de música. Hubo todo eso y lo que queda. Lo aseguraba Gema Herrero, de la peña Sin Ofensas, basada en el conejo de la Loles, la canción. Iban todos encima de un conejo rosa. ¿Son las mejores fiestas de Cantabria? «Desde que han creado las peñas, desde luego que sí». Nada que objetar.

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