Santoña aborda la mejora de tres de las fachadas y el jardín de Chiloeches
Ya está en marcha la segunda fase de la rehabilitación del palacio, aunque esta intervención todavía no permitirá el uso de la emblemática casona de la villa
Los andamios vuelven a abrazar el Palacio de Chiloeches de Santoña. Esta vez, su misión no es proteger y estabilizar la estructura para evitar que ... se venga abajo, sino que son la señal inequívoca de que el emblemático edificio –catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC)– está siendo sometido a 'cirugía' para su renacimiento, tras décadas de abandono y olvido. El antiguo hospital militar o Casa Maeda ha abierto un nuevo capítulo en su historia, que tendrá como destino final una segunda existencia, en la que está llamado a ser un referente en la vida cultural de los santoñeses.
Pero para que los vecinos atraviesen sus puertas aún queda un largo camino por recorrer. Las cosas de palacio, como dice el dicho, van despacio, pero, paso a paso, se avanza hacia la meta. Hasta el momento, el trayecto andado ha permitido la restauración de la cubierta del edificio –corrió a cuenta de sus entonces propietarios– y la posterior compra del mismo por parte del Ayuntamiento. Esto se gestionó la pasada legislatura, una vez resuelta la polémica del ala oeste que, con los avales de la Justicia, se derribó.
Con el inmueble ya en manos municipales, resta su rehabilitación integral, tanto exterior como interior, para devolverle el esplendor que le arrebató el paso del tiempo. Una ambiciosa intervención que no es posible acometer de una tacada. Se ha planteado por fases. En la primera, se rescató ya el tejado y la segunda se acaba de poner en marcha estos días. Ha costado más tiempo de lo esperado. La dirección de obra tuvo que salir a licitación dos veces, y hasta tres veces la dirección de ejecución, pero, al fin, los trabajos, que cuentan con el parabién de Patrimonio, han arrancado. Así lo ha confirmado el concejal de Obras, Ricardo Fernández, que detalla que, inicialmente, se ha realizado el apuntalamiento interior de la instalación para poder trabajar con seguridad.
La intervención asciende a 355.117 euros, con cargo al Plan de Sosteniblidad Turística de la villa
La empresa Cannor es la encargada de ejecutar el proyecto con una inversión 355.117 euros. La actuación está incluida en el Plan de Sostenibilidad Turística de la villa, que asume el coste con cargo a los fondos europeos. La intervención, con un plazo de ejecución de cuatro meses, se centrará en restaurar el exterior del inmueble y su jardín.
La idea trazada es proceder a la consolidación y saneamiento de las paredes de las cuatro fachadas y a los refuerzos de cimentación y drenaje. Se llevará a cabo la rehabilitación de las fachadas sur (la principal), que exhibe los escudos blasonados, y este, así como la restauración parcial de la norte, y la sustitución de ventanas. El último paso abarcará el acondicionamiento del jardín delantero para convertirlo en un espacio de uso público. El muro actual será demolido y se delimitará el recinto con un cierre de cerrajería ligero sobre un murete de hormigón de menor altura que el existente.
El jardín se ordenará a la manera clasicista, con un punto central que contará con algún elemento ornamental, diferentes caminos pavimentados, parterres con zonas verdes y un lugar de descanso con un banco de piedra. El edil recuerda que, justamente en el último pleno municipal del pasado agosto, se acordó la compra, por 1,25 millones de euros, de la parcela anexa al palacio –donde se ubicaba el ala oeste– para convertirla en un jardín público con arbolado. «Aún hay que definir el tipo de ajardinamiento para el futuro, pero la intención, una vez se restauren las fachadas, es abrir este solar también al público con una intervención, de momento, sencilla e integrada siempre con el edificio».
Se está trabajando en el proyecto para la restauración interior, de cara a un uso cultural
Aunque esta segunda fase no permitirá aún el uso de la casona, sí que exteriormente supondrá un transformación notable que, redundará en la imagen de este céntrico lugar de la villa. El inmueble dejará atrás su estética ruinosa y el jardín y la parcela anexa pasarán a ser un lugar de descanso y encuentro, integrado en el entorno de la plaza de Abastos.
Tercera fase
Fernández adelanta que ya se está dando forma a la tercera y última fase, para dejar listo el complejo. «Estamos trabajando para concretar cómo será el acabado interior. Lo primero ha sido pedir al director de la Casa de Cultura y a la concejalía de Cultura sus propuestas para los usos de este espacio, que se han puesto en común con el arquitecto y dirección de obra de cara a que se pueda o no tapar algún hueco». Aunque aún está por concretar, se baraja que albergue la Casa de Cultura.
La redacción del futuro proyecto tendrá que salir a licitación y, a su vez, solicitarse autorización a Patrimonio. «Lo que es la distribución interior del edificio no se tocará, salvo la zona de aseos. Aún perduran los muros interiores de la obra original y no se van a demoler. Lo que sí hay que hacer es sustituir los forjados interiores muy dañados por las filtraciones de agua y por la bomba que explosionó en los bajos ETA».
Será cuando concluyan estas obras cuando se hable del resurgir de este inmueble señorial de gran valor histórico y arquitectónico. La familia Maeda encargó su construcción en el siglo XVIII para ser su residencia. Con el tiempo se convirtió en hospital militar durante la época napoleónica y posteriormente, fue cárcel de los dos bandos durante la Guerra Civil, e, incluso albergó una escuela.
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