El retrato del alma de Liérganes
Pilar Otí expone las fotografías de sus vecinos
Durante los últimos dos años, más de doscientos rostros de vecinos de Liérganes han mirado a los paseantes desde la Oficina de Turismo de la ... localidad. Son los de siempre, «desde la camarera del bar hasta el señor que va cada mañana en bici a por el pan», cuenta Pilar Otí, autora del proyecto. Retratarlos no ha sido fácil. «Han sido muchas horas con la cámara al hombro, esperando el momento. Me lo tomo como un paseo: voy andando, me cruzo con un vecino y, si se da, me llevo una foto». Siempre, eso sí, con una condición: que sea un buen día. «A nadie le gusta estar retratado en una mala jornada, ni con mala cara. Procuro pillarlos cuando están guapos». Verlos es un plan en Liérganes este verano.
Hace dos años de la inauguración de la exposición y, durante este tiempo, Pilar Otí ha seguido con sus retratos. «Es el proyecto de mi vida. Me aporta muchísimo más que cualquier otra cosa». Una de esas iniciativas en las que uno se involucra en cuerpo y alma. «Mientras siga habiendo personas dispuestas a aparecer, yo seguiré para adelante». Incluso cuando alguien no quiere posar, Pilar captura algo (un gesto, una silueta, una escena) que permite, con solo una mirada, saber de quién se trata. Las últimas imágenes aún no están expuestas, pero, cuando reúna las suficientes, espera «estrenar la segunda edición».
«Es el proyecto de mi vida, me aporta muchísimo más que cualquier cosa. Me llena el corazón de alegría»
Su idea original era retratar a los mayores del pueblo, «porque son los que conservan la memoria de Liérganes», pero ahora se plantea ampliar el proyecto. «Estoy pensando en hacer una convocatoria para fotografiar también a las juventudes». No es tan fácil coincidir con ellos, «siempre están fuera del pueblo, ya sea trabajando o pasando el rato». Y también hay espacio para algunos celos. «Hay alguno que otro un poco rencoroso en buen sentido. Ven que le he hecho la foto a su amigo y vienen a preguntarme: '¿Te caigo mal?'», bromea. Porque Otí ya no es solo una fotógrafa: es parte de la vida del pueblo. «Estoy en todas, no me pierdo ningún evento. Bodas, bautizos, cumpleaños… Siempre acabo con la cámara en la mano».
Durante el tiempo que han estado expuestas, las imágenes han vivido lo mismo que las personas que muestran: cambios, ausencias, despedidas. «Algunas de las personas que aparecen han fallecido. Muchas familias agradecen tener ese recuerdo tan bonito, pero a otras les resulta demasiado duro verlas cada día y prefieren que retiremos la imagen». Las fotos que faltan han sido por esa razón. «Inauguramos unas 230, y ahora habrá unas 210», explica. Pero esa disminución no resta valor, sino que lo acentúa: «El proyecto –explica– se va transformando, como el propio pueblo. Ver quién está y quién ya no está es también una forma de mirar la vida».
Que no haya más retratos no es casual. Liérganes se ha ido llenando de turistas en los últimos años, pero los rostros del proyecto son los de los de verdad, «los que están todo el año, los que forman el alma del pueblo». Solo hay una excepción. «Hay una señora que se fue hace años, pero volvió solo para sacarse la foto», dice Pilar. La mujer quiso salir con su bicicleta de siempre, la que paseaba por las calles del pueblo. «Estoy enamorada de esa bici, es ideal», cuenta entre risas. «Estoy destinada a heredarla en algún momento».
La exposición, pensada para todos los curiosos que quieran conocer de cerca los rostros de estos lierganeses, está disponible «mientras el centro de turismo de Liérganes permanezca abierto». Durante el verano, puede visitarse de martes a sábado, de 10.30 a 14.00 y de 16.30 a 19.00. Los domingos, el horario es solo de mañana: de 10.00 a 14.00 horas.
Y una recomendación de Otí para disfrutar más de la visitas es «dejarse llevar por los pasillos en el orden que prefieran».
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