Odisea en la calle Cervantes: «Los obreros se han tenido que remangar e ir descalzos»
La gran tromba de agua dejó esta mañana varios comercios inundados de «agua, mal olor y basura» y les hizo perder «muchas ventas»
Fueron casi dos horas en las que una fortísima tromba de agua descargó sobre Santander y alrededores. En el centro de la ciudad, la calle ... Burgos se tuvo que cerrar. Redirigían el tráfico por la calle Alta o la cuesta de las Ánimas, y varias vías cercanas al ayuntamiento estaban colapsadas. «Los obreros se han tenido que remangar los pantalones e ir descalzos», detalló Andrea Arriarán sobre la calle Cervantes, donde aseguró que el agua –a eso de las siete de la mañana– «alcanzaba los tobillos». Al igual que dentro de su local. Ella trabaja en La Ermita, una tienda de productos gastronómicos típicos de la región, situada en la esquina de las calles Cervantes y Jesús de Monasterio, y al llegar al establecimiento tuvo que dar la vuelta y entrar desde otra calle porque «no tenía calzado de recambio».
También en el Quebec de Jesús de Monasterio, a las 08.30 horas, cuando llegó Anny Almánzar, «estaba todo inundado». La empleada precisa que «había mal olor y mucha basura, era un desastre». Y mientras fregaba y trataba de recuperar poco a poco la normalidad lamentó que las de primera hora son «ventas que se pierden». «En pleno verano quieres aprovechar y si empiezas el día a trabajar así es imposible». Esperó a abrir su tienda al público a tenerlo todo organizado.
En la clínica dental Ortiz Hoffman, ubicada en el centro de la calle Burgos, la lluvia también hizo estragos. «Hemos llegado a las nueve y el agua llegaba hasta la recepción», cuenta Cristina Alonso. También explica que fue a su trabajo en autobús y que, desde la glorieta de Cuatro Caminos, en lugar de continuar por San Fernando, les desviaron por la calle Alta.
Limpieza
Otra historia es la de Ramón Terán, un trabajador de PreZero, la empresa de limpieza que trabaja en Santander. A las 06.00 horas arrancó su turno, pero esta mañana no pudo empezar su jornada laboral hasta las 07.30 horas. «Cuando nos ha dejado la lluvia, antes no había manera», explica. «Había mucha suciedad en el suelo porque las tuberías se han llenado y ha salido todo para arriba. Lo que ha caído ha sido impresionante, en ventipico años que llevo aquí no he visto nada igual», puntualiza. Eso sí, termina dejando un mensaje de tranquilidad: «En el trascurso de la mañana, si no llueve mucho más, lo solucionaremos».
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