Victorino Martín
Victorino Martín (Madrid, 1961) es ganadero, guardián de tres encastes y presidente de la Fundación del Toro de Lidia, encargada de dar batalla a los ... antitaurinos.
–Vuelta a Santander, una plaza a la que han estado muy vinculados. ¿Cómo es la corrida que se va a lidiar?
–Sí, Santander es una plaza en la que nos gusta mucho lidiar. La corrida viene muy en tipo, nosotros conocemos bien la plaza y estamos en el tipo de las corridas en el que nos movimos siempre. Muy bien hecha, muy de Santander.
–En el cartel, un especialista como el Cid, una figura como Roca Rey y un joven torero como Jarocho. Hay un poquito de todo.
–Sí, es un cartel inédito y, por lo tanto, no sabemos tampoco cómo va a resultar todo, pero tiene todos los mimbres para que sea una gran tarde de toros. Roca Rey es una máxima figura del toreo, El Cid es uno de los grandes especialistas históricos de Victorino y luego Jarocho ha sido un novillero que en su etapa novilleril fue un torero muy destacado y es de las promesas con mejor futuro. Entonces, yo creo que es un cartel muy atractivo.
–Son tres toreros muy diferentes entre sí. ¿Qué cualidades cree usted que tiene que tener un torero para entender sus toros?
–El toro nuestro es muy exigente, hay que torearle con mucha pureza y hacer las cosas muy bien, eso es lo primero. Y lo segundo, por encima de todo, está la actitud. Tú puedes ser muy buen torero, pero como no te entregues, el toro se prueba y él tampoco lo hace. Es un animal que exige mucho, necesita toreros muy redondos, pero, sobre todo, toreros muy dispuestos.
–¿Cómo es el toro ideal de Victorino Martín en el ruedo para usted?
–El toro que buscamos es un toro completo en todos los tercios, con importancia, con trapío y con transmisión, ese es el toro que buscamos, porque además la línea actual y las circunstancias actuales son muy exigentes con el toro y, además de tener muchas cualidades, el toro tiene que durar mucho porque las faenas son eternas.
–¿La A coronada sigue siendo sinónimo de terror y emoción?
–Eso intentamos. Más que de terror, que sea sinónimo de emoción y de triunfo, ahí está también la cantidad de toreros que hemos puesto a funcionar o que han funcionado gracias a triunfos con los toros de casa.
–¿Qué es torismo y qué es torerismo?
–Eso a lo mejor ha cambiado un poco. Mucha gente dice que eso no ha existido nunca, pero no es verdad. En los años 80 o 90 había dos modelos de fiesta, una en la que lo más importante es el torero y otra en la que mi padre fue uno de los más destacados defensores, en la que hay fiesta siempre que haya toro. Como decía mi padre, cuando hay un toro en la plaza, aún corriendo delante de él tiene mérito, tiene importancia. Hubo vasos comunicantes entre los dos. El torismo eran toros muy fuertes y un poco faenas a la desesperada, mientras que el torerismo eran toros muy colaboradores y muy fáciles, con toreros que estaban muy por encima de ellos. El toro hoy en día ha crecido, el toro hoy en día tiene mucha más importancia y hoy al público no le gustan las faenas a la desesperada. No lo he dicho nunca así y está feo que yo lo diga, pero en la cría del toro bravo y en la fiesta hay un antes y un después de Victorino Martín Andrés. Él acaba con la dicotomía entre torismo y torerismo. Después hemos tenido que seguir un poco las líneas que él marcó.
–¿Por dónde va el caballo de batalla ahora mismo de la fundación, del Toro de Lidia?
–El caballo de batalla de la fundación siempre está muy claro, es normalizar la relación de la sociedad con la fiesta de los toros. La tauromaquia está presente, muy presente, en el día a día de prácticamente todo el país y en el mundo, está en el campo, en las ciudades, está presente en más del 60% de los municipios de España. Y está muy presente en nuestro día a día, en el lenguaje, en la pintura, en la cultura, en la cultura. A mucha gente le gustaría que no existiesen. Por eso hay que normalizarlo, y en esa normalización está que nos traten bien los poderes públicos, que estemos dentro de los Presupuestos Generales del Estado según lo que representamos en la sociedad y que seamos lo que representamos en la sociedad. Además, también queremos que las televisiones públicas nos atiendan según lo que representamos en la sociedad, no que nos intenten ocultar y que intenten en muchas ocasiones hacer parecer que no existimos.
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