«La gente debe opinar de la integración ferroviaria, un proyecto que afectará a tres generaciones»
El consejero José Luis Gochicoa y el concejal Javier Ceruti coinciden en desarrollar una obra bien definida, «de la que nadie se arrepienta»
Las opciones son infinitas. Zonas verdes, más conexiones con otros transportes, aparcamiento para turismos, soterramiento o cubrimiento parcial. El espacio ferroviario de Santander fue este ... miércoles el protagonista de una mesa redonda en la que se intercambiaron opiniones sobre las oportunidades urbanas que ofrece. En ella participaron varios expertos y fue moderada por Moisés Castro, decano del Colegio de Arquitectos, en cuya sede se desarrolló la charla. «Este es un análisis desde diferentes puntos de vista sobre el proceso de integración y su trascendencia en el desarrollo urbanístico de una parte importante de la ciudad», expresó para presentar el acto, antes de dar paso a los ponentes. Actualmente, se están dando pasos para cubrir la zona de las vías, aunque se desconoce de qué manera repercutirá en el entorno. Todos coincidieron en que es una gran oportunidad para solucionar los problemas de conexión de la calle Castilla y la calle Alta. Y están de acuerdo en la necesidad de definir bien cuál es el mejor proyecto, tomarse el tiempo necesario y no precipitarse con una obra de gran envergadura que perdurará en el tiempo.
El primero en tomar la palabra fue el arquitecto del grupo Alceda Eduardo Manzanares. «La ciudad se sitúa en una península y eso provoca problemas de estructuración. Hay pocos espacios libres y está desequilibrada». Manzanares calificó la proyección de ADIF como «una propuesta eminentemente ferroviaria» que no tenía en cuenta las cuestiones arquitectónicas ni las necesidades urbanas de la ciudad. El experto defendió la idea de «pensar primero en una visión general, desde el urbanismo, de qué va a pasar en la ciudad y qué elementos se necesitan y, luego, ir ajustando el tema ferroviario a esas consideraciones».
Manzanares también defendió la necesidad de llevar a cabo un plan especial en el espacio superior dedicado al ciudadano. «Hasta ahora lo que se ha hecho es desarrollar una actuación parcial desde la pasarela hasta las estaciones mientras el resto se queda ahí, sin saber qué va a pasar ni cómo se va a ordenar». Ante esta situación, planteó la opción de celebrar un concurso de ideas para ver las posibilidades que tiene esa gran parcela que queda sobre el cubrimiento y «evitar que se le dé una posición inadecuada». Además, el arquitecto pidió que no se construya nada hasta que no se sepa cómo se va a ordenar el conjunto total de la capital «porque no se pueden ejecutar actuaciones parciales que luego van a influir en el desarrollo futuro de la ciudad».
Anclado en el tiempo
El consejero de Obras Públicas, José Luis Gochicoa, y el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Santander, Javier Ceruti, fueron los siguientes en dar su visión. «Llegué a Fomento en 1997 y ya se discutía sobre los alrededores del ferrocarril», aseguró Gochicoa. Pocos años después redactó un informe en el que aconsejaba integrar la calle Castilla con la calle Alta. «Se habló de soterrarlo todo o de cubrirlo parcialmente». Hubo más proyectos, «ninguno reseñable» y, en 2009, se planteó el más ambicioso. «Llegaba hasta La Marga y contemplaba eliminar edificios, un instituto, la comisaría de policía... para volver a levantarlo después». Nunca le gustó, apuntó, porque no compartía tener que tirar inmuebles para volver a levantarlos. «Llegó la crisis y, al menos para que se cancelase este proyecto, fue positivo». El año pasado, ya hicieron el estudio informativo sobre cómo se desarrollarán las obras, aunque no profundiza y quedan muchos cabos sueltos. «En unos 20 días aproximadamente podremos presentar a Ceruti el proyecto. Hasta entonces, hablamos de algo que no existe». Apuntó que las Cercanías representan a la mayor parte de los usuarios de tren (de 1,6 millones de personas que llegan a la estación de Santander, 1,4 son de Cercanías), por lo que no contempla alejar la estación del centro.
Ceruti pidió reflexión y participación ciudadana. «Este es un proyecto de siglo, afectará a tres generaciones, la gente debe opinar y expresar qué quiere». Consideró que la mejor opción es, con el estudio informativo como base, abrir un proceso de participación ciudadana en el que se aporten ideas sobre el aprovechamiento de la zona. «Puede retrasar las obras unos meses, pero es mejor que lamentarnos un siglo». «Nadie habla de enfrentamientos entre Ayuntamiento, Gobierno y Adif, sólo acuerdos razonables en los que participe la ciudadanía». Por último, tomó la palabra el presidente de la asociación de vecinos 'Los Arenales', Juan José de la Torre, que exigía una solución que conllevase una disminución de ruido en la calle Castilla, donde se alcanzan los «76 decibelios de media». Para él, una posible solución era desplazar la estación a Valdecilla, «donde se baja mucha gente y podrían coger el autobús los universitarios». Una opción que no gustó ni a Gochicoa ni a Ceruti, que recordaron la lejanía de la estación de Renfe de Torrelavega, ubicada en Tanos y sin apenas uso. «La estación de Cercanías no puede estar en ningún caso fuera de Santander», sentenció el consejero.
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