Invasión de autocaravanas en Mataleñas al desaparecer la señal que lo prohíbe
Decenas de estos vehículos, casi todos de matrícula extranjera, toman la zona libremente: no se les puede sancionar mientras no se reponga la señalización
Numerosas autocaravanas estacionan desde hace dos o tres días en Mataleñas, en un lugar privilegiado y hasta ahora prohibido para este tipo de prácticas. Pero ... ha desaparecido la señal vertical que advertía de la prohibición de estacionamiento a vehículos de más de 1,8 toneladas, circunstancia que ha dejado vía libre para pernoctar en este enclave dentro de estas casas rodantes. En algunos momentos se han podido llegar a contabilizar hasta una veintena autocaravanas en batería, en las inmediaciones del aparcamiento del campo de golf.
En la actualidad, la única zona autorizada en Santander para autocaravanas es la situada en el parque de Las Llamas, en la calle Marino Fermández Fontecha, con capacidad para 25. En estos días de agosto esta área está totalmente ocupada, e incluso hay algunas aparcadas fuera de la zona reservada. Ahora, la desaparición de la señal de prohibición de Mataleñas (al parecer, tras las obras de acondicionamiento del paseo peatonal) ha regalado otra área que duplica la capacidad de acoger autocaravanas en la capital de Cantabria. Las hay, también, que se han adentrado por el prado del Panteón del Inglés, en Cueto, con media docena de vehículos aparcados por la explanada.
Casi todas las que están estacionadas en estas zonas son de matrícula extranjera, sobre todo de ciudadanos franceses, holandeses e italianos. Entre los campistas europeos, una vecina de Murcia, llamada Marta, que llegó a Mataleñas ayer por la noche y vio que «estaba todo lleno de autocaravanas. Llegamos tarde y al ver vehículos aquí, decidimos aparcar nosotros también». Esta mujer ha dicho a este periódico que ignoraba que no estaba permitido aparcar allí y mostraba su temor a que se les impusiera una multa. «Pretendíamos salir al mediodía y después quedarnos en Comillas, pero el problema es que allí está todo hasta la bandera», añade.
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Al lado de la autocaravana de Marta hay otra con una familia francesa almorzando a media mañana, que confiesan que tampoco tenían ni idea de que no se podía aparcar. «Pero no ha ido la policía ni nadie a decirnos nada», confirman, así que ahí siguen con calma, disfrutando de la naturaleza frente al mar.
Hasta que la señal vertical vuelva a erigirse en Mataleñas, ninguno de estos vehículos podrá ser denunciado ni retirado del lugar.
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