Okuda descubre su estrella en el paseo de la fama de Tetuán

El artista plástico Okuda ha descubierto hoy su estrella en el suelo del paseo de la fama de Cantabria, en el barrio de Tetuán de Santander, con lo que ha unido su nombre al de personalidades cántabras como la campeona olímpica Ruth Beitia, el campeón del mundo de ciclismo Óscar Freire, los cantantes Rulo y David Bustamante y el actor Eduardo Noriega, entre otros.

De esta forma, el grafitero Óscar San Miguel (Santander, 1980) ve reconocida su dimensión internacional como uno de los artistas plásticos más destacados de la actualidad en su tierra, lo que ha asegurado que le ha hecho sentirse esta mañana «muy feliz».

En el acto, ha estado acompañado por el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y al alcaldesa de Santander, Gema Igual, que han apostado porque Okuda tenga una gran obra en la capital cántabra y han subrayado sus valores no solo artísticos, sino también humanos.

De hecho, Okuda ha reconocido que le «han lanzado una propuesta» para esa gran obra en Santander, para la que la alcaldesa ha dicho que habrá que buscar un «buen sitio», que para el presidente cántabro puede ser uno de los edificios del barrio de Tetuán, donde le gustaría ver las estrellas «llenas de color» que pinta este artista plástico.

Óscar San Miguel, de momento, ha agradecido hoy este reconocimiento de su tierra, donde ha explicado que regresa a «recargar energías» de cara a los próximos compromisos artísticos que le volverán a llevar a viajar por todo el mundo y en el que ha tenido un papel protagonista su madre, Amelia, que ha recibido una réplica de la estrella con el nombre de su hijo.

«Es el más internacional de los cántabros», ha recalcado Miguel Ángel Revilla, quien, pese a reconocer que no es un profundo conocedor del arte, se ha manifestado un «profundo admirador» de la obra de Okuda y ha recalcado que para Cantabria es un «lujazo» contar con este artista.

El presidente cántabro ha explicado que le «impactan» sus obras por el colorido que las llena, lo que considera que «levanta la moral» en un mundo «complicado». «Es como la antidepresión», ha apostillado Revilla.