Pasión por el cómic: un universo de fantasía en Escenario Santander
Como un cómic abierto en plena página doble, Comic Street desplegó este fin de semana su universo de fantasía en Escenario Santander. No fue una ... edición cualquiera, la cita estuvo dedicada a la memoria de Óscar Muñiz, fallecido en 2021, activista cultural y alma de la emblemática librería Nexus-4. Su figura, a la entrada del recinto, daba la bienvenida a los asistentes como recordatorio de que su legado sigue vivo en cada viñeta, disfraz o partida compartida.
El ambiente arrancaba ya desde las campas exteriores, donde el buen clima animaba a participar en actividades como el jugger (actividad deportiva de equipo que combina elementos de rugby y esgrima), mientras en el interior el bullicio se repartía entre puestos, conferencias y exhibiciones. La feria fue un escaparate en el que convivían el manga y el cómic europeo, las espadas de bambú y acero junto a las inevitables figuras Funko o las cartas Pokémon.
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Los más pequeños se volcaron con la gynkana de Pokémon. Recorrían los stands para identificar criaturas y nombres, bolígrafo en mano, hasta completar la lista. Al final, el premio estaba asegurado: desde peluches hasta pequeños muñecos que arrancaban sonrisas y gritos de celebración. Entre las joyas del espacio expositivo destacaban las creaciones de La Tribu 3D, con figuras hechas y pintadas a mano —incluido un imponente Obélix cargando una piedra que llegaba a pesar treinta kilos—, o los trabajos de ilustradores llegados desde distintas partes de España. La tienda Shaun Elay, desplazada desde Valencia, ofrecía ilustraciones de todo tipo, desde escenas de Cómo entrenar a tu dragón hasta retratos con un toque personal, como Marco con su simpático mono Amedio.
El 'cosplay' puso la nota de color desde primera hora. En los pasillos se cruzaban iconos reconocibles con creaciones originales: pelucas imposibles, armaduras, maquillaje y accesorios que convertían a los asistentes en parte del espectáculo. Allí se encontraba Lucía Fernández, con una larguísima peluca azul que daba vida a Hatsune Miku: «Me encanta porque es un icono global, pero también siento que cada fan le da su propio matiz». A su lado, Javier Martínez reconocía entre risas que su disfraz era una mezcla improvisada: «Lo mío es más inventar demonios basados en el anime». En la planta superior, decenas de mesas estaban reservadas para los juegos de mesa: desde títulos familiares como Virus! hasta complejas partidas de rol. Para muchos, era un reencuentro con un ambiente que echaban en falta. Pablo Pereda, uno de los asistentes, lo resumía así mientras enseñaba sus compras, dos figuras de Evangelion y una ilustración de Totoro: «Es un evento muy chulo, hacía mucho que no veía algo así por esta zona, volvería sin duda».
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