«Lo peor fue cuando noté mi cara contra el asfalto»
Alejandro Mayoral, el policía local que el jueves fue arrastrado 150 metros en El Alisal por un coche que se dio a la fuga, se encuentra bien pese a las quemaduras que sufrió por el impacto
No habían pasado ni 24 horas del «surrealista» suceso y Alejandro Mayoral, el policía local de Santander que se vio implicado en el mismo, ya ... hacía una lectura positiva. El jueves, en un control de documentación en la calle Los Ciruelos, en El Alisal, Mayoral dio el alto a un vehículo. Lo que no se imaginaba es que terminaría en el Hospital Valdecilla con quemaduras por el cuerpo al ser arrastrado durante 150 metros por el coche al que paró, que finalmente se dio a la fuga. «Estoy contento porque me encuentro bien pese a lo ocurrido. Podría haber sido mucho peor. Un carnicero se puede cortar el dedo mientras trabaja y a nosotros nos puede ocurrir esto. Son gajes del oficio», comenta el agente, de 36 años. Aun así, reconoce que la historia «es de película».
El jueves por la tarde, sobre las 16.00 horas, Mayoral, junto a otros compañeros del Cuerpo, dieron el alto a un vehículo durante un control de documentación. En el coche se encontraban la conductora, una mujer de 35 años, el copiloto, un varón de la misma edad, y dos menores de edad en la parte trasera. Una vez detenido el vehículo y mientras los agentes comprobaban la documentación de la conductora, así como la del coche, los dos adultos empezaron a gritar y a discutir entre ellos, mientras increpaban e insultaban a los agentes. Fue en se momento cuando Mayoral se acercó al lado del copiloto y comenzaron los problemas. «Nos estaban faltando al respeto, por lo que le pedí que parara de insultarnos. Ahí se alteró conmigo», reconoce el agente. Entonces, abrió la puerta del vehículo y le pidió la documentación, a lo que el hombre se negó. «Comenzamos un forcejeo porque él hombre cerraba la puerta», añade.
«En el momento en el que conseguí abrirla, la conductora arrancó el coche», relata. Entonces, sin pensárselo dos veces, se agarró de la puerta. «En la curva que va hasta la calle Los Ciruelos sentí la rueda del coche muy cerca. Pensé que me pasarían por encima y creí que lo mejor era estar agarrado». Fueron momentos de mucha tensión en los que no tuvo de tiempo de interiorizar la gravedad de los hechos. «Fue completamente surrealista. La conductora y yo nos miramos a los ojos en un momento y aún así no paró el coche». Nada más y nada menos que 150 metros en los que la implicada dio frenazos y circuló en zigzag para intentar que el agente se golpeara contra los vehículos estacionados: «Lo peor fue cuando noté mi cara contra el asfalto».
Cuando consiguió desprenderse, Mayoral se quedó boca bajo unos segundos. «No daba crédito. De verdad me parecía de película», admite. El vehículo se dio a la fuga y finalmente los autores de los hechos fueron detenidos por la Policía Nacional en Torrelavega. Todavía en el suelo, el policía escuchó a su compañero gritar. Y varias personas acudieron corriendo a tranquilizarle y ayudarle.
«En Valdecilla me trataron muy bien. Me pusieron varios puntos de sutura en la frente y me curaron todas las heridas». Un día después de los hechos, «mucho más tranquilo», reconoce que el del jueves no fue el peor suceso que ha sufrido en los catorce años de profesión. «Han dado con una persona que relativiza mucho las cosas. Estoy contento porque hoy es un día nuevo», concluye.
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