El picudo rojo llega a los Jardines de Piquío
El Ayuntamiento de Santander ha aplicado un tratamiento intensivo, complemento del rutinario, para tratar de frenar el avance en el ejemplar más afectado
Octubre y noviembre son los meses en los que se producen más vuelos de picudo rojo. Las hembras abandonan las palmeras en las que ya ... no queda apenas alimento y colonizan otras, donde ponen sus huevos y vuelve a empezar el ciclo. En Santander -y en toda Cantabria-, muchos expertos señalan que la presencia de esta plaga es generalizada: no se salva ni una. Pero eso no quiere decir que todo esté perdido, pues existen tratamientos para erradicar a este escarabajo e incluso revertir su avance. Y eso es lo que el Ayuntamiento de la ciudad está intentando hacer en los Jardines de Piquío, donde ya es evidente la presencia de picudo rojo en una de las palmeras.
Algunas de sus hojas han adquirido ya el tono marrón propio de la presencia del insecto y la copa está aplastada, en lugar de tener la forma de 'bola' que lucen los ejemplares sanos. Según explican desde el Ayuntamiento, desde que se detectó la presencia del picudo rojo en Santander en noviembre de 2022, «la totalidad de las palmeras de titularidad pública han sido sometidas a un riguroso programa de tratamientos fitosanitarios».
Los primeros trabajos se iniciaron en 2023 y se han mantenido hasta la fecha, combinando diferentes técnicas de control de la plaga. En enero de 2025 se aplicó la sexta ronda de tratamiento con nematodos, mientras que en abril de este mismo año se llevó a cabo la segunda tanda de endoterapia, un método que permite la aplicación de productos fitosanitarios directamente en el sistema vascular de la palmera.
Respecto al ejemplar más afectado de los Jardines de Piquío, ha sido objeto «de especial atención» dentro del protocolo de tratamientos fitosanitarios. Ha recibido las aplicaciones de nematodos y endoterapia establecidas en el calendario, así como un tratamiento intensivo adicional mediante ducha con producto fitosanitario directamente sobre la corona de la palmera, con el fin de frenar el avance de la plaga en este árbol singular.
Según insisten desde el Consistorio, además de los tratamientos habituales, el pasado 25 de septiembre se aplicó otra cura específica en esta palmera, «que también se ha extendido a aquellos ejemplares municipales que presentaban mayor afectación o riesgo potencial, con el objetivo de reforzar la protección del patrimonio vegetal de la ciudad frente a este insecto que ha causado estragos en las palmeras de toda la cornisa Cantábrica», especifican estas mismas fuentes municipales.
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